El elenco se completa con Manuel Agredano, Ana Varela, Mariano Llorente, Teresa Espejo, Marcos León y Jorge Varandela, que ponen sobre las tablas una historia que mezcla política, amor y poder. La pieza que escribió Lope en el siglo XVII se ambienta ahora en los años 60 y 70 del siglo XX. En la versión de Ripoll no se han agregado palabras contemporáneas pero se conserva la ambigüedad de Lope, que siente simpatía por la humanidad del rey pero que también critica el abandono de sus funciones.

Con esta obra, el dramaturgo se convirtió, una vez más en el iniciador de un asunto teatral que tuvo cola: los amores entre Alfonso VIII y la judía Fermosa, llamada Raquel aquí por vez primera. Lope retrata a «un rey que pretende ser tan solo un hombre, un monarca que abandona la política para dedicarse a sus intereses personales, un país desgobernado, en crisis, sumido en el abandono y con un peligro a las puertas», explica la directora.

El resultado es una tragedia amorosa, pero también y, sobre todo, una tragedia política en la que es inevitable encontrar parecidos contemporáneos. Todo ello con un escenario de excepción, Toledo con su río omnipresente y sus tradiciones añejas y ancestrales. «El Corpus Christi flanqueado por mujeres de peineta y mantilla, uniformes, olor a incienso y balcones engalanados. Un seco Zuloaga con el alcázar al fondo, pero también toda la jugosa sensualidad de Romero de Torres», concluye Ripoll.

  • De miércoles a sábado a las 20.00 h. / Martes y domingos a las 19.00 h.
  • Encuentro con el público: 16 de marzo.

La judía de Toledo.