Bajo la dirección de Carlota Ferrer, el texto retuerce con provocación y valentía los límites del amor, y sacude la conciencia del espectador con la historia de un hombre y una mujer que tratan de curar la herida de un amor imposible del pasado, una herida que aún hoy sigue abierta. El inesperado reencuentro de sus protagonistas, Una y Ray, pone en peligro sus vidas actuales y tensa la comodidad dentro del orden establecido.

Blackbird. Foto: Vanessa Rabade.

Blackbird. Foto: Vanessa Rabade.

El conflicto se traslada al patio de butacas, donde el espectador, convertido en juez, va recomponiendo a través del diálogo un puzle al que le faltan piezas. La audiencia se mantiene en un intenso debate interno reflexionando sobre los límites del amor, cuestionándose el concepto de amor en sí mismo y el papel que en él juegan la sociedad, la familia, la ley y la moral.

En palabras de Ferrer, “Blackbird es una tragedia contemporánea a modo de thriller. El conflicto real traspasa la escena y obliga al espectador a identificarse en lugares incómodos y a vivir emociones difíciles de nombrar”.

La función transcurre en un único espacio escénico donde conviven diferentes lenguajes, el teatral, el cinematográfico y el performativo, lo cual permite a la narración escénica viajar entre lo real, lo vivido y las heridas del pasado.

Este lugar único es una habitación de un área de descanso, donde los protagonistas están siendo vigilados por el orden establecido: la moral del público. «La poética plástica eleva el realismo a una zona no vinculada a lo racional, sino a lo sensorial y a lo emocional”, explica la directora. El mirlo o pájaro negro que le da título a la obra simboliza la tensión entre el alma y el cuerpo, lo espiritual y lo terrenal.

  • Martes, miércoles y jueves a las 20.30 h. / Viernes a las 20.00 h. / Sábado y domingo a las 19.00 h.
Blackbird. Foto: Vanessa Rabade.

Blackbird. Foto: Vanessa Rabade.