En esta obra site specific sobre la copia o reproducción, Maté se adentra en un concepto amplio, el del canon, «una normativa que no sólo es estética. En realidad hay un canon religioso, un canon moral, un canon legal… que se reflejan en estas figuras clásicas». El artista lo que pretende es que el visitante «se refleje en estas normas. Pensamos que vivimos un concepto de libertad y, sin embargo, este canon y estas normas continúan vigentes».

A modo de laberinto como metáfora visual de lo azaroso de la existencia humana, los espectadores tienen que «encontrar sus propios monstruos o límites para aprender a conocerse a sí mismos», explica Maté. Para ello se irán encontrando con un conjunto de reproducciones escultóricas recientes realizadas por el artista en la Real Academia que se contraponen con cinco reproducciones prestadas para la ocasión por el Museo Nacional de Escultura.

En la colección de la Real Academia «se conserva el código genético de esta iconografía clásica y la idea era trabajar en el mismo taller de donde han salido las figuras con las que se han formado tantos artistas. Tenía que cambiar el canon, cambiar el orden y modernizarlo en el lugar de origen». Para un artista que nunca había modelado esta ha sido una oportunidad única, «lo que he hecho es un máster en escultura, gracias a los expertos que no solo me han ayudado a sacar los vaciados y a modelarlos, con ellos he analizado el proceso y la forma de enfrentarme a cada figura».

Maté se ha atrevido con los vaciados más célebres para inventar su propia mitología actualizada: Venus hermafroditas o Discóbolos negros se colocan estratégicamente en el laberinto. Un total de 15 figuras, con diferentes grados de intervención, muestran cómo se altera el discurso cuando Apolino, copia de una copia de la obra de Praxíteles, se transforma en Apolina, lo mismo ocurre al enfrentarse a un Adonis (obeso) o una Venus de Médici (hermafrodita).

«La idea es demostrar, con leves cambios, que aunque parezca mentira este canon griego sigue vigente abriéndose paso en la sociedad de otras maneras. Hay otras formas de vida, otras formas de amar, otras formas de ser… que en esta sala están reflejadas», concluye el artista, que reivindica la instalación como una experiencia vital para el espectador que puede lograr incluso influir en su pensamiento.

Alrededor de la exposición se ha preparado un programa de actividades culturales: encuentros con el artista (25 de mayo, 1 y 22 de junio a las 20.00 h); visitas al taller de vaciados de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (7 y 21 de junio a las 11.30 f); y mediación cultural (todos los sábados y domingos, de 12.00 a 14.00 h).