Desde los años 90, García Rodero ha llevado a cabo un trabajo «que nunca termina», como ella misma asegura. Titulado Entre el cielo y la tierra, la autora ha viajado por el mundo buscando la espiritualidad y la carnalidad. Estos viajes le llevaron hasta Lalibela, un lugar sagrado y centro de devoción para la cristiandad etíope. «No me interesaba hacer un trabajo sobre esta ciudad, pero una vez allí me enamoré de ella, es especial», rememora la fotógrafa.

Considerada sagrada por los etíopes, el rey Gebra Maskal Lalibela, que gobernó entre 1172 y 1212, quiso hacer de ella una nueva Jerusalén, en respuesta a la conquista de Tierra Santa por los musulmanes. «Para ello mandó construir 11 iglesias, que se excavaron y esculpieron en la roca con la idea de que se convirtieran en centro de devoción y peregrinación», explica Oliva María Rubio, comisaria de la exposición.

Un lugar único

Y el objetivo se consiguió. A 2.400 metros de altura, de ahí el nombre de la exposición, se sitúa un lugar único habitado por eremitas, «las personas que son capaces de renunciar a todos los placeres que te da la vida para dedicarse a la oración y a la lectura de las escrituras sagradas», explica la fotógrafa. Hasta allí acuden cada año miles de personas «que vienen desde puntos muy lejanos cerca de Sudán, que son capaces de caminar descalzos durante meses por su fe, por venir a disfrutar de la epifanía o del bautizo de Jesús, que con sus cantos y con sus rezos son capaces de llenar esa espiritualidad que ellos tienen. Y necesitan estar con los demás para expresar su fe cristiana».

Todos ellos han sido inmortalizados a lo largo de diferentes visitas, entre 2000 y 2009, dando como resultado, como asegura la comisaria, un mosaico de escenas encontradas, que parece que Cristina ha montado, imágenes bíblicas en las que se muestra la capacidad que la autora tiene para ver lo que otros no ven, pero también una serie de retratos individuales con los que se aleja de las masas.

En las imágenes, el visitante se adentra en la belleza y peculiaridad de las iglesias medievales, declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1978, el paisaje y las rocas, así como la riqueza de las ceremonias y los ritos que allí se celebran. Las fotografías invitan a un viaje simbólico por una ciudad santa y transportan a un lugar en que el tiempo parece haberse detenido en una época que parecía perdida.

Española pionera

Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 1949) es una de las fotógrafas españolas más sobresalientes del panorama actual. Fue la primera española en formar parte de la prestigiosa agencia Magnum. Empezó su carrera fotográfica en 1973 con una beca de la Fundación Juan March para desarrollar el proyecto España Oculta, que duró hasta 1989 y que se tradujo en 15.000 fotografías. Otros proyectos destacados ha sido Fiestas Tradicionales de España, Entre el cielo y la tierra o Con la boca abierta.

Su obra forma parte de colecciones tan prestigiosas como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid, España), el MUSAC (León, España), el Museum of Fine Arts (Houston, EE.UU.), W. Eugene Smith Memorial Fund (Nueva York, EE.UU.), Maison Européene de la Photographie, (Lausana, Suiza), Museo de Bellas Artes (Caracas, Venezuela), o Centro Portugués de la Fotografía (Oporto, Portugal). En sus más de 40 años de trayectoria ha recibido diversos premios y reconocimientos, entre los que se encuentran el Premio Eugene Smith de Fotografía Humanista (1989), Premio World Press Photo de Arte (1993), la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2005) o el Premio Internacional de Fotografía Ciudad de Alcobendas (2011).

Exposición 'Lalibela, cerca del cielo', de Cristina García Rodero. Foto: Jaime Diarte.