La muestra reúne fotoperformances, instalaciones, dibujos, grabados, esculturas y arte sonoro. Algunas de estas obras, como la que da título a la exposición, han sido realizadas específicamente para el Museo. De hecho, Paredes ha decidido donar al centro navarro está gran instalación formada por cuatro naves varadas.

“He querido proponer un gran viaje por la sensibilidad humana y su relación con el entorno, la naturaleza y su territorio”, explica la artista, que se define también como migrante. Blanca Berlín, comisaria de la muestra, recuerda que ésta tiene un contenido social y político muy profundo. En este sentido destaca obras como Quetzalcoatl, un gran manto de plumas negras que homenajea a los 43 estudiantes desaparecidos en México en el año 2014; o El deseo, “que parte de un hallazgo. En una iglesia de Lima, Cecilia encontró una urna de deseos escritos por los feligreses en los que expresaban todo tipo de peticiones. Ella se sintió llamada a hacer una obra con este contenido tan evocador”.

Fuente de inspiración

Para Paredes, la mitología es su gran fuente de inspiración: «Es una fuente inagotable de puntos de partida. Siempre voy a la mitología y a la poesía a buscar respuestas». Sobre su forma de abordar la obra apunta que «siempre lleva el botón en on», como una recolectora que toma aquello que la naturaleza deshecha. Estos materiales después se transforman en obras como El manto, realizada con pedazos de coral.

A la artista le marcaron profundamente los 24 años que vivió en Costa Rica: “Mi relación con la naturaleza, con los animales y con el bosque tropical húmedo era una constante”. Una de las fotoperformances retrata precisamente esta simbiosis, la titulada Costa Rica mi otro yo, en la que se envuelve en una enorme tela industrial estampada con la flora costarricense.

Además, todas sus obras tienen una suerte de hilo conductor que las recorre, “unas tienen que ver con las otras y cada persona puede encontrar aquella que le habla al oído”.

Cecilia Paredes

Vive y trabaja entre Filadelfia (EE.UU.) y Lima. Ha vivido varios años en México D.F., en Roma y en San José. La migración y relocación y la naturaleza son temas centrales en su discurso artístico. Construye objetos a partir de elementos naturales desechados y encontrados, los recicla y les reinventa su propio lenguaje. Realiza también perfomances utilizando pintura de cuerpo o cualquier otro recurso para crear imágenes antropomórficas y convertirse en animales, plantas o paisajes. Estos actos son registrados fotográficamente creando, lo que ella llama, sus fotoperfomances.

Realizó estudios de Artes Plásticas en la Universidad Católica de Lima, en el Cambridge Arts and Crafts School de Inglaterra y en la Scuola del Nudo en Roma. Es una Rockefeller Foundation Fellow 1998.