La aprobación significaba para la sociedad española libertad, paz, justicia… Y en esa lucha para conseguir la anhelada democracia hay que destacar el papel que desempeñaron los humoristas gráficos con su trabajo valiente, transgresor y con grandes dosis de sátira.

En este colectivo ya destacaba entonces Forges, Antonio Fraguas (Madrid, 1942 – 2018), que siempre fue muy consciente del papel fundamental que tenía el humor gráfico en la sociedad. Por ello no dudó en poner sus grandes dotes de comunicador al servicio de la sociedad, aunando en sus viñetas lo filosófico y lo cotidiano, la reflexión y el humor, la crítica y la crónica, consiguiendo conectar con la gran mayoría de los españoles, independientemente de su ideología.

Forges, para quien “el humor es un bien democrático”, ilustró la Constitución desde su preámbulo hasta su disposición final, para de esta forma hacerla accesible a la ciudadanía. Este trabajo lo organizó en cuatro fascículos. No se quedó ahí, sino que además reflejó la gran transformación vivida por España a lo largo de estos cuarenta años de vigencia de la Carta Magna, y con la transformación del país, también la visión que se ha ido teniendo de la Constitución.

Esto es, precisamente, lo que se puede ver en la exposición que la Biblioteca Nacional de España (BNE) acoge hasta el 23 de febrero. Comisariada por Juan García Cerrada, la muestra se estructura en cinco partes. En las cuatro primeras se exhiben los originales con los que Forges ilustró con maestría la Carta Magna, manteniendo la estructura ideada por él. En la quinta se exponen obras publicadas desde el momento de su aprobación y que muestran ese cambio de perspectiva en la percepción que sobre ella ha tenido la sociedad en el transcurso de este tiempo, y a la que se ha llamado La Consti después de la Consti.