Monse Cea, su comisaria, considera que con esta muestra la artista «lleva su conciencia de clase como mujer trabajadora, como hacedora, a la centralidad de su discurso. De este modo, pretende abrir una brecha conceptual en el constructo neoliberal y patriarcal de Occidente, que ha otorgado, y sigue otorgando, una escasa consideración al trabajo de las mujeres». Cea destaca que la muestra «altera los academicismos con los que aún sobrevive y se transmite la historia del arte, e incluso la propia historia, para crear un nuevo relato desde una praxis artística feminista».
En la exposición, basada en su obra reciente, conviven la estética de las series Facedoras de Bueu y Facedoras do Baixo Miño –una obra amable a los sentidos, desbordante de belleza visual e incluso monumental– con otra formalizada de manera muy diferente, Retrato de familia, un proyecto realizado para el CGAC que ocupa un lugar muy destacado.
La propuesta de Caldas habla de la realidad laboral de las mujeres gallegas durante tres generaciones. Nieta de un sindicalista fusilado y de una viuda abocada a una posguerra atroz, e hija de una madre despojada de su puesto de trabajo como telefonista por contraer matrimonio, Caldas reflexiona en Retrato de familia sobre su historia familiar para denunciar la violencia estructural de la Guerra Civil y la dictadura.
Con la fotografía como protagonista, despliega un amplio abanico de formalizaciones: collage fotográfico con imágenes apropiadas, series fotográficas de creación propia en gran formato, la imagen fotográfica proyectada a modo de instalación y como base de una obra fílmica e, incluso, una pieza fotográfica en formato «tarjeta para llevar».
La obra de Mar Caldas es conceptualmente densa, fruto de un continuo y laborioso trabajo de investigación, pero sintética desde un punto de vista formal. Más allá del medio fotográfico, en esta propuesta queda patente su indagación en otros campos como la historia contemporánea, la historia del arte moderno, la sociología o la etnografía.
De una manera poética, Caldas hace un ejercicio de arqueología, al buscar, hallar y analizar artefactos generados mediante el arte académico y la fotografía profesional. De este modo, por medio del arte, reconstruye el contexto en que determinadas piezas de la cultura material de Galicia fueron realizadas, para desvelar la presencia soterrada de las mujeres en el registro histórico.
Jornadas Memoria democrática, feminista, laboral. Del 12 de marzo al 10 de abril de 2025. Acceso libre y gratuito hasta completar aforo.
Poder comunicativo
Como recuerda Monse Cea, comisaria de la muestra, Mar Caldas comienza su andadura como artista feminista en la década de 1990 del pasado siglo, «atendiendo a la urgencia de intentar comprender un cuerpo social que no siente como propio, reconociendo la otredad en sí misma. Con el tiempo introduce progresivamente en su trabajo la escasa consideración de la mujer como ente productivo a nivel económico, sin abandonar nunca la lucha por la propiedad de su cuerpo. En el presente, atendiendo al orgullo del colectivo del que forma parte, obvia el recurso de la otredad en sí misma para construir una mirada crítica y solidaria con sus iguales, cambiándolo por el recurso de la mismidad en nosotras, para elaborar una obra más universalista».
Caldas, en suma, crea una obra rica, con muchas capas de significación, con un lenguaje formal diverso acorde con los requerimientos del proyecto artístico al que se enfrenta, pero siempre primando el poder comunicativo de las piezas respecto del espectador.