¿Qué ocurre cuando los sistemas artificiales comienzan a emular el mundo natural, reflejando las matemáticas perfectas que se encuentran en la biología? Las obras en Vivisystem exploran, en palabras de Anna Wallace-Thompson, la interdependencia que marca la convergencia entre la tecnología y la biología, así como las formas en las que pueden evolucionar constantemente.
El término «vivisistema» fue concebido por el escritor estadounidense Kevin Kelly para describir el fenómeno en el que las máquinas imitan cada vez más los patrones biológicos, mientras que los procesos de pensamiento humano se vuelven más mecanizados, creando un complejo circuito de retroalimentación. Los vivisistemas están por todas partes: las complejas rutas de datos de la I.A. e internet podrían compararse con las conexiones neuronales del cerebro, de igual forma que las redes fúngicas entre las raíces pueden imaginarse como módems orgánicos, canalizando información entre los árboles del bosque.
Las pinturas y tapices de Collishaw evocan la estética de las pinturas de flores de los antiguos maestros holandeses. Sin embargo, una inspección más cercana revela escenas perturbadoras: escarabajos muertos dispersos con forma de bala y flores que son metamorfosis de insectos. Los colores derivan hacia azules antinaturalmente intensos, y los tulipanes cerrados sugieren formas pálidas de insectos cavernícolas y carne humana. Las configuraciones parecen infinitas, oscilando entre lo profano y lo sublime. De manera similar, Insilico, un ciervo animatrónico, es «traído a la vida» mediante una transmisión en línea, reaccionando a la intensidad del abuso dirigido a individuos seleccionados en la red X como si recibiera una dosis intravenosa de datos.

Mat Collishaw, ‘Unprecedented Anatomy’, 2023. Óleo sobre lienzo, 80h x 70w x 10d cm, en Galería Hilario Galguera Madrid.
Porque los datos son otro elemento clave en estas nuevas obras. Tejidos en un telar de Jacquard, los tapices de Collishaw combinan uno de los primeros procesos industriales con uno de los más avanzados: las tarjetas perforadas utilizadas para automatizar los patrones de tejido sirvieron de inspiración para Ada Lovelace y Charles Babbage en su trabajo pionero en la programación informática. Desde esta perspectiva se podría argumentar que estos tapices Jacquard del siglo XIX fueron las primeras imágenes digitales del mundo, ya que cada patrón en la tarjeta corresponde a un lazo individual de hilo en el tejido: un píxel.
A diferencia de las pinturas de tamaño más tradicional, estos tapices se imponen con una escala monumental, haciendo que los arreglos florales crezcan hasta alcanzar un tamaño inquietantemente humano. Su apariencia carnosa resulta aún más inquietante, como si se estuviera observando cuerpos flácidos flotando en las vitrinas de algún laboratorio clandestino de muestreo genético.
Como reflexiona en su texto curatorial Anna Wallace-Thompson: «A medida que la biología y la tecnología avanzan hacia una colisión inevitable, la ética también se tambalea, intentando encontrar un punto de apoyo en medio de la imparable experimentación. El memento mori de Collishaw nos lanza una advertencia contundente: solo porque podemos, ¿deberíamos? Cuidado, porque la ambición humana es imperfecta. ¿Qué podría desatar toda esta experimentación? Al reflexionar, quizás la luz brillante que ilumina estas flores no sea la clara y serena luz del día de una apacible mañana del siglo XVII, sino el resplandor frío y clínico de un laboratorio. ¿Estamos contemplando los brillantes frutos de una nueva utopía o los corruptos heraldos de la marea ensangrentada de Yeats, alguna bestia torva que avanza pesadamente hacia Belén para nacer?».
Fuera de control
«…La naturaleza siempre ha cedido su cuerpo a los humanos. Primero, tomamos sus materiales como comida, fibras y refugio. Después aprendimos a extraer materias primas de su biosfera para crear nuestros propios materiales sintéticos. Ahora la bios nos está cediendo su mente: estamos tomando su lógica…»
(Fuera de control: La nueva biología de las máquinas, los sistemas sociales y el mundo económico. Kevin Kelly)
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Mat Collishaw es uno de los artistas más destacados del arte contemporáneo británico. Con una temprana formación en el Goldsmiths College, formó parte del legendario movimiento de Jóvenes Artistas Británicos. Fue uno de los 16 jóvenes artistas que participaron en la seminal exposición Freeze, organizada por Damien Hirst en 1988, así como en la provocadora muestra Sensation de 1997. A lo largo de sus 30 años de carrera, Collishaw ha contemplado la naturaleza del subconsciente humano y explorado formas de influir en él a través de diversos medios. Mediante ilusiones ópticas, pinturas, proyecciones y esculturas en movimiento, el artista crea obras y escenarios que involucran directa e inconscientemente a sus espectadores. Las obras incitan a reflexionar sobre cuestiones fundamentales de psicología, historia, sociología y ciencia. Detrás de la riqueza y el atractivo visual de cada obra hay una profunda exploración de cómo percibimos y nos vemos influidos por el mundo actual a través de las imágenes y la tecnología moderna. Cuestiones como la manipulación del comportamiento, la programación o la realidad temporal perduran en la experiencia visual.