
Francisco de Zurbarán, ‘La visión de San Francisco por el papa Nicolás V’. Museu Nacional d’Art de Catalunya.
El Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC, Barcelona) le dedica hasta el 29 de junio la exposición Zurbarán (sobre) Natural, en la que, gracias a la colaboración entre el Musée des Beaux Arts de Lyon, el Boston Museum of Fine Arts y el propio MNAC, se han podido reunir, de manera excepcional, las tres versiones que el pintor hizo de La visión de san Francisco por el papa Nicolás V.
Este tema iconográfico revela la inventiva del artista extremeño, que emplea la pintura como un medio de revelación trascendente. En esta obra plasma un episodio legendario según el cual Nicolás V solicitó ver el cuerpo momificado del santo en la cripta de la basílica de Asís. El pintor condensa una acción narrativa compleja poniendo el foco en lo esencial y solamente muestra la visión subjetiva del Papa. Dispone la figura de san Francisco como si se tratara de una obra en un museo, trabajando con la luz, el espacio y la construcción geométrica. Le otorga así fuerza interior y una presencia prodigiosa, consiguiendo que parezca que el cuerpo tiene vida propia.
Restauración
La versión de La visión de san Francisco por el papa Nicolás V de la colección del MNAC ha sido sometida a un profundo proceso de restauración por parte del equipo del Museu. Esta compleja labor ha desvelado el fondo, oculto bajo repintes que falseaban el contexto original. La escena ha recuperado su profundidad: la sombra que proyecta el santo y el arco superior de una hornacina, elementos que también se repiten en las versiones de Lyon y Boston. También se ha recuperado la volumetría de la figura a través de detalles como los pliegues del hábito o el vello del rostro, de las cejas y la barba, que ahora es posible apreciar. Esta restauración se ha podido llevar a cabo gracias a una donación realizada por la Fundación Francisco Godia.
La exposición reúne también otras obras de Zurbarán, entre ellas las dos versiones gemelas, sutilmente diferentes, de su célebre Bodegón con cacharros, la versión del Museo Nacional del Prado y la del MNAC. En ellas el pintor genera una estética del vacío, la distancia y la presencia, y del silencio, en la que el límite entre lo cotidiano y el misterio religioso se difumina. La claridad sintética de sus composiciones y la sencillez con la que ordena los objetos en sus bodegones son también características propias y distintivas de este pintor.

Francisco de Zurbarán, ‘Bodegón con cacharros’. Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Esta claridad también se puede ver en las numerosas figuras que representan el tema del monje o el santo, referente de una humanidad religiosa, concentrada en el pensamiento y la meditación. A través de diferentes ejemplos de obras con esta temática se puede apreciar tanto el sentido humano como el arquitectónico con el que construía sus composiciones.

Francisco de Zurbarán, ‘Inmaculada Concepción’. Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Zurbarán representa las calidades, las texturas y los volúmenes de lo que está vivo. En sus obras, los pliegues, la geometría de las superficies, los volúmenes y los vacíos, las luces y las sombras, establecen un lenguaje complejo y simple a la vez que invita a la contemplación silenciosa.
Así, esta exposición permite descubrir otras representaciones de esta misma temática, como los retratos del Beato Heinrich Seuse (Museo de Bellas Artes de Sevilla), San Francisco de Asís en oración (Museo del Prado) y Santo Domingo de Guzmán leyendo (colección particular), que Zurbarán ubica en un espacio fuera del tiempo, y que comunican su fuerza espiritual interior.
También se exponen La santa faz (Museo de Bellas Artes de Bilbao) y el Agnus Dei (colección particular). Finalmente, el misticismo barroco de la Inmaculada y la Virgen de las Mercedes (Museo de Navarra) evocan de una manera exuberante la adoración ante la naturaleza divina de la virgen.
Entre contemporáneos
Además, la austeridad y contundencia formal del pintor barroco encuentran eco en esta exposición en varios artistas contemporáneos, que lo homenajean o que llevan a cabo una investigación paralela.

Marta Povo, ‘Presencia de la luz’. Colección Nacional de Fotografía.
Con lenguajes y técnicas muy diversas, que van de la abstracción a la fotografía naturalista, pasando por la instalación, estos autores muestran la pervivencia de una sensibilidad y de una mirada atenta, lo que permite enfrentar el enigma de la vida.
Así, Antoni Tàpies, Aurèlia Muñoz, Josep Guinovart, Joan Hernández Pijuan, Alfons Borrell, Toni Catany y Marta Povo muestran cómo se puede acceder a una experiencia estética de meditación a través de la materia, la luz y la geometría. Además, Antoni Llena, antiguo monje franciscano, y Eulàlia Valldosera han realizado dos instalaciones especialmente para la ocasión.
Reunir a Zurbarán con estos artistas enriquece las lecturas y lleva a constatar que las grandes inquietudes de la humanidad perduran en el tiempo.
Zurbarán es uno de los pintores del Siglo de Oro más representados en la colección del MNAC, con cinco obras autógrafas y una de taller.
Trascender la realidad
Como señalan los comisarios de esta exposición, Àlex Mitrani, conservador de arte contemporáneo del MNAC, y Joan Yeguas, conservador de arte del Renacimiento y Barroco, Zurbarán demuestra que el arte modela imágenes que no replican la realidad, sino que la trascienden en algo que acerca al misterio de la vida. En él, la naturaleza deviene reveladora de aquello sobrenatural. Sus obras son dispositivos para la contemplación profunda, para la meditación que abre a una experiencia espiritual. La simplicidad y la pureza de sus formas fascina y se acerca a una sensibilidad contemporánea. La manera de tratar los temas es en sí misma una metáfora del arte, pero también de la potencia de las imágenes, de su capacidad para generar ilusión de realidad, una experiencia tan bien conocida en el siglo XXI.