En aquellas primeras décadas del siglo XX, en las que se iban sucediendo los «ismos», fue cuando en España brotó la necesidad de un nuevo arte que enseñara al espectador a mirar con otra óptica lo que le rodeaba o lo que pudiera imaginar. Este Arte Nuevo anunciaba ya la ruptura con la tradición académica, proponiendo un arte figurativo de tono poético, al mismo tiempo que reinterpretaba con una fuerte personalidad propia aquellos «ismos» que discurrían fuera de nuestro país.
Esta figuración lírica y surrealizante tuvo mucho que ver con la poesía de la Generación del 27. Así, hubo una estrecha relación entre pintores y poetas y, entre estos, algunos como Federico García Lorca, Rafael Alberti, José Moreno Villa o Gabriel Celaya realizaron una obra plástica relevante.
El Arte Nuevo profundizaría en diferentes escenarios, a veces antagónicos, pero con clara preferencia por el mundo moderno que representa la ciudad y su dinamismo, los avances tecnológicos, la nueva mujer, el jazz, el cine, la fotografía, etc.

Santiago Pelegrín. ‘Jazz Band’. 1928.
Este arte figurativo mostraba tintes que iban desde el clasicismo al surrealismo, pasando por el realismo mágico y la nueva objetividad o la pintura metafísica. Esta corriente está representada en la exposición por Vázquez Díaz, Luis Berdejo, Horacio Ferrer, Ángeles Santos, Roberto Fernández Balbuena, Hipólito Hidalgo de Cabiedes, Rosario de Velasco, Alfonso Ponce de León, Maruja Mallo, Timoteo Pérez Rubio o Pere Pruna.
Esta renovación plástica también se asomaría a «ismos» como el cubismo. En este sentido, la selección incluye importantes obras poscubistas de Picasso, Juan Gris, María Blanchard, Manuel Ángeles Ortiz o Santiago Pelegrín.
También se gestaron movimientos autóctonos como el ultraísmo, ejemplificado por los collages de Norah Borges, Alfonso Buñuel o Adriano del Valle, o el vibracionismo del uruguayo Rafael Barradas. Su compatriota y amigo, Joaquín Torres-García, fundaría en Madrid el Grupo de Arte Constructivo en cuyas filas militaron Benjamín Palencia, Luis Castellanos, Manuel Ángeles Ortiz o Maruja Mallo; más tarde colaborarían juntos en la Escuela de Vallecas, cercana al surrealismo.
El surrealismo español tiene características propias, es más poético y telúrico, con los importantes ejemplos de José Togores, Joan Sandalinas, Àngel Planells, Nicolás de Lekuona, Esteban Francés, Salvador Dalí, Moreno Villa, Benjamín Palencia, Óscar Domínguez o Alfonso de Olivares. También destaca un artista muy poco conocido, Mariano Rodríguez Orgaz, que se exilió en México en 1939, donde falleció al poco tiempo de llegar. La exposición cuenta con un enigmático cuadro suyo, titulado El centro del mundo, que curiosamente evoca al homónimo de Ángeles Santos, que ahora se expone en el Museo Reina Sofía.

María Blanchard. ‘Bodegón Oval’. 1925.
Los uruguayos Torres-García y Barradas se conocieron en Barcelona y fueron fundamentales para la difusión de la vanguardia en España. Con la Primera Guerra Mundial llegaron Albert Gleizes –representado en la exposición con un retrato de la mujer de Picabia pintado en Barcelona en 1917–, Sonia Delaunay, con dos obras de 1914 y 1916, y la georgiana Olga Sacharoff, con una obra entre naïf y magicista.
Además, la selección incluye obras de artistas como Francis Picabia, creador en Barcelona de la revista dadaísta 391; la ultraísta Norah Borges, hermana del poeta y mujer del ultraísta y animador cultural Guillermo de Torre, o el dadaísta alemán Raoul Haussmann, de quien se expone una pionera fotografía de Ibiza.
Hacía tiempo que se habían instalado en París Pablo Picasso, Juan Gris, María Blanchard, Joan Miró, Julio y Roberta González, Salvador Dalí, Luis Fernández, Francisco Bores, Manuel Ángeles Ortiz, Hernando Viñes, Joaquín Peinado, Óscar Domínguez y Esteban Francés. Muchos de ellos pasarían a ser conocidos como la Escuela de París.
Además del citado foco parisino, en España hubo dos grandes núcleos artísticos, destacando el ámbito catalán, que en la exposición aparece representado por Salvador Dalí, José Togores, Eudald Serra, Pere Pruna, Joan Massanet, Angel Planells, Joan Sandalinas, Artur Carbonell y los fotógrafos Agustí Centelles, Emili Godes, José Alemany y Ramón Batllés.
El otro ámbito fundamental fue Madrid, donde muchos artistas coincidieron en la Academia de Bellas Artes, la Residencia de Señoritas, el Lyceum Club, la Residencia de Estudiantes o en las tertulias literarias, como la famosa del Café Pombo, presidida por la figura fundamental de Ramón Gómez de la Serna.

Salvador Dalí. ‘Autorretrato’. 1922.
Fueron muchas las amistades entre poetas, pintores y demás protagonistas del Arte Nuevo, quizá la que más ha trascendido fue la relación entre Lorca y Dalí. La exposición cuenta con un autorretrato de Dalí de 1922 donde hay un enigmático dibujo al dorso, tema del ensayo en el catálogo del especialista Víctor Fernández. También ve por primera vez la luz en la muestra parte de la correspondencia que Lorca dirigió a su gran amigo y colaborador en la revista Gallo, Joaquín Amigo.
En este contexto de renovación formal fueron esenciales las mujeres, las Sinsombrero, como las denominó en su día Tánia Balló: Maruja Mallo –representada en la exposición con una estampa que realizó en 1927 para Revista de Occidente–; Ángeles Santos, con un cuadro prácticamente desconocido con el que la pintora se identificaba al representar a unas niñas sin oídos ni boca; Rosario de Velasco, con un magnífico retrato próximo al realismo mágico; las ilustraciones para cuentos infantiles de Delhy Tejero o Pitty Bartolozzi, la mirada angulosa de Roberta González o el álbum inédito de Victorina Durán con escenas lésbicas. También aparecen las extranjeras Sonia Delaunay, Olga Sacharoff o Norah Borges, que coincidieron en España en aquellos años y compartieron las mismas visiones de renovación.
El estallido de la Guerra Civil provocó una ruptura total. Algunos –de ambos bandos– murieron en aquellos años atroces; otros, se vieron forzados al exilio. Francia y América acogieron a la gran mayoría: México, a José Moreno Villa, Luis Buñuel, Mariano Rodríguez Orgaz y Roberto Fernández Balbuena; Argentina, a Manuel Ángeles Ortiz, tras su paso por Francia, Victorina Durán y Maruja Mallo; Cuba y, posteriormente, Estados Unidos, a Hipólito Hidalgo de Caviedes; Brasil, a Timoteo Pérez Rubio. Y así, un largo etcétera.
Muchos de los que se exiliaron, como muchos de los que permanecieron en España, desarrollaron un estilo que ya poco recordaba a aquellas premisas del Arte Nuevo.
Con motivo de la exposición se ha publicado un catálogo con textos de sus comisarios –Guillermo de Osma, Miriam Sainz de la Maza y Javier Pérez Segura– y de Tània Balló, Pedro Marín, Eva Moreno, Aitor Quiney y Víctor Fernández.
Artistas

Rafael Barradas. ‘Interior de café’. 1915.
José Alemany ⁓ Manuel Ángeles Ortiz ⁓ Jesús Angulo Bielsa ⁓ Antonio Arissa ⁓ Enrique Aznar ⁓ Rafael Barradas ⁓ Pitti Bartolozzi ⁓ Ramón Batlles ⁓ Luis Berdejo ⁓ María Blanchard ⁓ Francisco Bores ⁓ Norah Borges ⁓ Alfonso Buñuel ⁓ José Caballero ⁓ Artur Carbonell ⁓ Luis Castellanos ⁓ Agustí Centelles ⁓ Salvador Dalí ⁓ Sonia Delaunay ⁓ Óscar Domínguez ⁓ Victorina Durán ⁓ Luis Fernández ⁓ Roberto Fernández Balbuena ⁓ Horacio Ferrer ⁓ Esteban Francés ⁓ Gabriel García Maroto ⁓ Marga Gil Roësset ⁓ Albert Gleizes ⁓ Emili Godes ⁓ Julio González ⁓ Roberta González ⁓ Juan Gris ⁓ Raoul Hausmann ⁓ Hipólito Hidalgo de Caviedes ⁓ Marcel Jean ⁓ Nicolás de Lekuona ⁓ Maruja Mallo ⁓ Joan Massanet ⁓ Joan Miró ⁓ José Moreno Villa ⁓ Alfonso de Olivares ⁓ Benjamín Palencia ⁓ Joaquín Peinado ⁓ Santiago Pelegrín ⁓ Timoteo Pérez Rubio ⁓ Francis Picabia ⁓ Pablo Picasso ⁓ Ángel Planells ⁓ Alfonso Ponce de León ⁓ Pere Pruna ⁓ Mariano Rodríguez Orgaz ⁓ Olga Sacharoff ⁓ Ángeles Santos ⁓ Eudald Serra ⁓ Delhy Tejero ⁓ Esteve Terradas ⁓ José de Togores ⁓ Joaquín Torres-García ⁓ Adriano del Valle ⁓ Daniel Vázquez Díaz ⁓ Rosario de Velasco ⁓ Hernando Viñes