El trabajo de Carrera Blecua evolucionó desde el objeto y la figura de tono realista de sus primeras obras hasta la esencialidad del gesto, alternando abstracción y figuración. Su pintura es expresiva; sus figuras, rotundas. Experimentó durante toda su trayectoria con distintas técnicas, obteniendo resultados muy matéricos que revelan una gran carga emocional, sensorial y conceptual. En su obra, el gesto pictórico y la fuerza del trazo se convierten en vehículo de una profunda exploración personal y existencial.
Estructurada en tres actos, con un prólogo y un epílogo, y en una suerte de discurso metaliterario, la exposición invita a los visitantes a embarcarse en una travesía introspectiva y a navegar por los paisajes invisibles de la mente. A través de diferentes medios artísticos, las obras seleccionadas se erigen como la representación viva de emociones, recuerdos y estados de conciencia. Hace también un guiño a El viaje, un evento creativo coral que, ideado por Carrera Blecua, puso a Huesca en el foco del arte contemporáneo.
Con esta muestra se rinde un cálido homenaje al artista, mientras se abre la puerta al hombre para conversar con él sobre el yo y sus aristas, sobre la alteridad y la soledad, sobre la permanencia y la finitud o sobre la sensualidad y el poder.
En este contexto, tanto el relato curatorial elaborado por Pía Minchot y Javier Carrera como la selección y ordenación de las piezas generan un recorrido que no se sustenta sobre bases académicas, estilísticas o historiográficas, sino que busca, sobre todo, provocar conexiones a través de la emoción y permitir que el visitante construya significados a partir de evocaciones y referencias cruzadas, sin que la voz de los comisarios sobrepase en ningún caso a la del propio artista.
Una exposición vital y con una voluntad performativa: la de desencadenar emociones para aproximar a la persona y al artista a través de su obra. No se la pierda.
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Un hito: El viaje
En 1988, Alberto Carrera Blecua inauguró en la sala de exposiciones de la Diputación Provincial de Huesca la exposición El viaje, que también se instaló en la antigua estación de autobuses y en otros puntos del espacio urbano. El evento, que supuso una auténtica revolución artística en Huesca, despertó la ciudad al arte contemporáneo y marcó un hito en el panorama creativo de Aragón.