La práctica de Núñez se nutre de estímulos cotidianos que operan como detonantes visuales y su proceso creativo busca transformar lo observado en una narrativa visual que conecta fragmentos dispersos. Cada obra es una operación abierta, una búsqueda de sentido, y en ellas se refleja su interés por ofrecer una mirada sensible sobre lo cotidiano.

La artista establece un diálogo entre dibujo y pintura, entendiendo ambos lenguajes como espacios que se retroalimentan. Las obras de esta muestra mantienen un equilibrio entre lo premeditado y lo inesperado. Lo que aparece en la superficie de las piezas es un diálogo entre decisiones conscientes y hallazgos fortuitos, entre lo que se busca y lo que simplemente sucede. Conviven entre el lino y el papel las formas geométricas, junto con elementos de trazo más orgánico, colores oscuros y profundos con otros de mayor luminosidad, gestualidad con momentos de contención, y una alternancia entre lo sutil y lo rotundo.

La exposición toma su título del libro El viejo y el mar de Ernest Hemingway, pero lo traslada al ámbito de la experiencia diaria. Para Núñez, la pregunta «¿en qué puedo pensar ahora?» representa un ejercicio de presencia y reflexión. Para ella no es una tarea abstracta: es algo que se hace con el cuerpo, con la mirada, con el tiempo. Pintar, en su visión, también es una forma de pensar, un acto que involucra toda la experiencia sensorial y emocional.