La práctica fotográfica de Romero Beltrán se sitúa en los límites de la fotografía documental. Utiliza elementos propios de este lenguaje y los hace dialogar con otros componentes más cercanos a lo artístico, lo pictórico e incluso lo performativo. Como resultado, sus imágenes tienen un carácter híbrido y van más allá de lo estrictamente fotográfico para abarcar lo visual en un sentido más amplio.
En todos sus trabajos hasta la fecha se ha interesado por territorios que han sido o son escenario de tensión, de conflicto y de reflexión visual. El río Bravo se caracteriza por un doble estatus: es río y frontera al mismo tiempo. En él, la geografía cuenta con una densa carga política que ha ido acumulando desde el siglo XIX conflictos y tensiones, hasta llegar a una situación insostenible en los últimos años.
En torno a la espera
Romero Beltrán sitúa al espectador en un tramo determinado, un territorio próximo a la ciudad mexicana de Monterrey. La vida aquí gira en torno a la espera, algo que puede durar meses, años e, incluso, no llegar a producirse nunca. El río y los que llegan hasta él para atravesarlo lo condiciona todo, conforma la identidad de sus gentes y sus modos de vida. Ese movimiento de personas no solo afecta a ciudadanos mexicanos, sino que es un fenómeno que se extiende a todo el centro y sur de América.
Tal y como señala la comisaria de la muestra, Victoria del Val, «Bravo supone un ensayo fotográfico que se acerca a esta realidad y despliega una serie de imágenes de arquitecturas, de paisajes y de personas, con los que el artista se ha ido encontrando en sus diversos viajes. Algunos miran directamente a la cámara, otros están tumbados como absortos, lo que acentúa más aún la idea de tiempo suspendido, de vida en pausa».
🎥 Descubre la exposición de Felipe Romero Beltrán, ganador del KBr Photo Award. Una mirada a la vida en la frontera México-EE.UU. Dale al play y ven a verla en persona ▶️ #KBrFelipeRomero pic.twitter.com/s1WI4cKdNC
— KBrfmapfre (@KBrfmapfre) February 26, 2025
Además de las imágenes, la exposición incluye material de proceso del proyecto y la pieza audiovisual de El Cruce, realizada con anterioridad a las fotografías. Romero Beltrán amplía aquí la reflexión visual sobre el río y muestra cinco situaciones que desvían y desplazan su condición de frontera, incorporando otros usos y situaciones vinculados a su doble carácter geográfico y político.
El catálogo que acompaña a la exposición incluye la reproducción de todas las obras, además de un ensayo y una entrevista de su comisaria con el autor. La publicación se completa con textos de Albert Corbí, que escribe un ensayo en torno a la propia naturaleza del medio fotográfico en estas condiciones de la migración; de la artista Alejandra Aragón, sobre lo que supone ser una persona fronteriza; y de Dominick Bermúdez, un migrante de origen salvadoreño que cuenta cómo, tras un largo periplo, llegó a Monterrey, donde actualmente vive. Por último, se presentan algunas ilustraciones del diario de Thom Díaz, «compañero de viaje» de Romero Beltrán. El catálogo ha sido editado en castellano por Fundación MAPFRE. La versión en inglés ha sido coeditada con Loose Joint Publishing.
Río y frontera
«El río Bravo, más que como eje central que ordena el proyecto, funciona como límite de éste; es decir, es un ejercicio de extenuación hasta llegar al río, sin posibilidad de cruzarlo. En ese sentido, el río existe en cuanto su negación visual, centrando el interés sobre aquello que precede: la entrada a Estados Unidos.»
(Felipe Romero Beltrán)
El proyecto tiene como protagonista al río Bravo y la importancia que tiene por su doble condición de río y frontera. El trabajo de Romero Beltrán, que se desarrolla en la aproximación al territorio inmediatamente anterior a la raya; desde Monterrey hasta el curso fluvial, presenta el conflicto migratorio de esta frontera. Las imágenes hacen hincapié no solo en el territorio sino también en sus habitantes, que igualmente constituyen una frontera, y en las personas que esperan a cruzarla.