Como recuerda el académico de la Sección de Artes de la Imagen Publio López Mondéjar: «Terré es un verso suelto entre los miembros de su generación. Aunque inició pronto su cercanía con el grupo Afal y sus fotógrafos más destacados, se distingue de ellos en su decidida voluntad de descifrar la realidad, de penetrar en sus ámbitos más penumbrosos. Mediante un limitado catálogo de temas –la muerte, el rito, la religión–, su obra tiende a la intemporalidad. La suya es una fotografía sensible y despojada, atenta siempre a lo inmanente, a lo que está llamado a perdurar».

Terré sólo se dedicó a la fotografía entre 1955 y 1970, aunque volvió a retomarla en 1982. Para el académico, «era persona reflexiva, honesta y profundamente humana, que entendió pronto que la realidad es mucho más que su apariencia, aunque a veces no pasa de ser un espejo alejado de la percepción de nuestra propia mirada. En su inmersión personal en las simas de lo real, no buscó nunca el artificio, ni siquiera la belleza, que nunca le interesó y que es, quizás, la única virtud que nuestros sentidos alcanzan a percibir».

«Fue un outsider vocacional, ajeno a los círculos burocráticos y oficialistas de su tiempo, indiferente a pompas y vanidades», concluye López Mondéjar. «Su interés se centró en el hombre, o al menos en su huella. Con el tiempo se ha ido reconociendo su obra respetuosa, indulgente y personalísima: la de un hombre considerado y de principios, consciente de que una sociedad que olvida la tolerancia y la misericordia es una sociedad enferma».

Esta muestra es la octava de la colección Maestros de la fotografía en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y está acompañada de la edición de su correspondiente catálogo, posible gracias a la aportación de Adolfo Autric.

La esencia

«Con mi fotografía sólo pretendo mostrar lo que hay de trascendente en el ser humano. No busco reflejar hechos ni formas individuales de sentir. Lo que busco es el espíritu del hombre, esa esencia fundamental que permanece en el tiempo y que está en todos los lugares».

(Ricard Terré)