Esta muestra convierte el edificio de Renzo Piano en un cuerpo acústico reverberante, en el que las instalaciones de Nuno da Luz (Lisboa, 1984) conviven con una selección de obras de la colección realizada por el propio artista y por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro.

Foto de familia, de izquierda a derecha: June Crespo, Maddi Barber, Bárbara Rodríguez Muñoz, Nuno da Luz, Fátima Sánchez, Jorge Satorre, Begoña Guerrica Echevarría y Javier Arce. Fotografía: Belén de Benito.
Así, Da Luz amplía las frecuencias resonantes de las olas, las corrientes y los vientos que se sienten en la bahía de Santander entrelazándolas con las propias vibraciones del edificio y con una selección de obras de artistas que, como él en 2015, fueron beneficiarios de las becas de arte de la Fundación: Javier Arce, Katinka Bock, June Crespo & Madi Barber, Eva Fàbregas, Asier Mendizabal y Jorge Satorre. También incluye obras de la colección de Tacita Dean y Damián Ortega.
Polifonía
La exposición incluye tres instalaciones sonoras del artista que generan espacios de escucha compartida. La vinculación de estas obras con la colección, la arquitectura y el entorno del Centro Botín se puede entender a través de la «resonancia simpática», es decir, un tipo de corresonancia que se da sin contacto alguno entre objetos cuando un cuerpo en estado de reposo responde a vibraciones externas de otros con los que tiene semejanzas armónicas. Esta polifonía de obras y vibraciones anima a «ser todo oídos» no como un mero acto de percepción, sino como una manera de establecer modos de relación colectivos, sensibles y críticos.
En estas tres obras, el sonido es también una fuerza que permite «traer» las condiciones de la bahía al interior de la sala. Así, Bay of Santander Sonic Disposal Service convierte los datos ambientales del entorno inmediato del edificio en sonido y vibraciones a través de las paredes del espacio expositivo. Estos datos, proporcionados por el Centro Oceanográfico de Santander, incluyen la actividad de las olas, salinidad, las corrientes, el viento y la temperatura del agua obtenidos por una boya fondeada a 2.840 metros de profundidad y a unas 22 millas al norte de Cabo Mayor.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
Al mismo tiempo, amplifican las propias vibraciones del edificio, extendiendo e intensificando sus energías intrínsecas. La instalación está repartida en cuatro puntos de escucha a lo largo de la sala y cada uno de ellos está equipado con un transductor oculto que «sonifica» todos estos inputs.
La segunda obra, Foghorn (bocina de niebla), tiene una duración de 30 minutos, el mismo tiempo programado entre las salidas de las embarcaciones junto al Palacete del Embarcadero a la playa de El Puntal en verano, que puede verse desde el Centeo mirando al este de la bahía.
Reverberación
En cuanto a la instalación Collected Airs, Da Luz utiliza un conjunto de unidades de reverberación (grandes placas de acero suspendidas, equipadas con un transductor que convierte las señales de audio en vibración física) que reimagina como instrumentos.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
Además, el artista ha invitado a distintos músicos a improvisar y tocar con cada una de estas unidades. Así, la actuación de cada uno de ellos se graba y se reproduce a través de la placa que se le ha asignado en el espacio expositivo, haciendo que la instalación mute a lo largo del tiempo y amplíe sus fuentes de sonido.
Pero las placas no solo transmiten estas actuaciones, sino que también resuenan con los sonidos ambientales procedentes del exterior. De este modo, cada una sirve no solo como registro musical, sino también como marca de tiempo, preservando las huellas de un momento concreto: su tiempo cambiante y los acontecimientos impredecibles que lo componen.
En palabras del propio artista: «Quiero traer al espacio muchas vibraciones diferentes que se producen en el exterior, ya sea en el aire o en el agua, filtrándolas o haciéndolas resonar a través de las paredes del edificio, con transductores ocultos y no tan ocultos. Así, el edificio empieza a parecerse a lo que ocurre en el exterior, pero a diferentes escalas».
Por su parte, Bárbara Rodríguez Muñoz, destaca que el artista «en lugar de privilegiar el encuentro visual con el arte, propone uno afectivo que conecta la colección con el edificio y el entorno natural que le rodea a través de distintas frecuencias de resonancia».
Por simpatía
Para describir la relación entre sus obras y las de la colección presentes en Enredos II, el artista portugués habla de una «resonancia por simpatía», es decir, el fenómeno por el que un objeto inerte vibra en respuesta a una fuente cercana que tiene una frecuencia armónica similar. Así, el recorrido de esta exposición comienza con Untitled, 2021, de Damián Ortega. Siete máscaras escultóricas realizadas con objetos y materiales cotidianos, tortas de maíz o yute, durante la pandemia y como respuesta catártica a aquella dramática situación.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
Para Signals, Calls and Marches, 2006, Asier Mendizabal ofreció a un batería, en lugar de una partitura, un ensayo escrito por él que indaga en la historia de diferentes movimientos musicales, junto a una descripción del Poblado Aristrain, un barrio vasco construido en los años 60 para las familias de los trabajadores de las fábricas. En esta obra, el sonido prolongado del redoble de tambor, que recuerda a la música militar, convive con imágenes del pueblo.
En este espacio también se encuentra Feuilles de temperaturas, 2019, de Katinka Bock, una serie de hojas de cobre suspendidas que formaban parte de la cubierta del edificio Anzeiger Hochhaus, construido en los años 20 en Hannover. Es decir, han estado expuestas a la intemperie durante casi cien años antes de ser remodeladas por Bock. A pesar de ser aparentemente inertes, están llenas de historias, de vida y de sonidos.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
Haciendo un guiño a la exposición Enredos I: Eva Fábregas, Da Luz ha integrado en la muestra la pieza Oozing 3, 2023, de la artista catalana, una escultura de hinchables enredados cuya piel resiste la presión producida por el aire que contiene en su interior. De este modo, la energía del aire que se ha bombeado en el interior de la escultura genera formas orgánicas y viscerales que, en relación con las obras sonoras de Da Luz, materializan el efecto físico de determinadas longitudes de onda de sonido en nuestro cuerpo.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
Oozing 3 se presenta junto a Core, 2023, de June Crespo & Maddi Barber, un vídeo en el que unas manos que recorren y manipulan unas esculturas de hormigón conviven con el proceso de extracción y transformación de áridos en una cantera para extraer el material del que están hechas.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
La muestra continua con una serie de pinturas de Javier Arce, Sobre lo cercano, 2022, localizadas geográfica y temáticamente en una cabaña de pastores en las montañas de Cantabria, donde vive. Las pinturas están acompañadas de dos moldes de dos árboles, o cortezas artificiales, hechas de cola y serrín, que representan el borde exterior de un árbol centenario y de otro, situado en su jardín, que aparentemente ya no estaba vivo.
En el mismo espacio, la instalación escultórica de Jorge Satorre Encuentro formal en el jardín, 2016, revisa el archivo del caricaturista Miguel Covarrubias. Satorre seleccionó una parte del archivo dedicado a bocetos de manos y pies, junto con objetos funcionales como jarrones y vasijas, para realizar 105 objetos en barro cocido, convirtiéndolos en volúmenes.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
Por último, desde que era estudiante de arte, Nuno da Luz se ha sentido fascinado por los dibujos sobre pizarra de Tacita Dean. Los dos paneles que forman The Wet Prayer se crearon en 2013 en Santander, cuando Dean expuso sus obras en la Fundación. Acompañados de los sonidos del cantábrico emitidos por las membranas del artista portugués, estas obras aparentemente silenciosas y delicadas, «rugen con más fuerza que la mayoría de las representaciones de olas oceánicas que conozco», concluye Da Luz.

‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
Vibración física

Pedro Alves Sousa en ‘Enredos II: Nuno da Luz’. Fotografía: Belén de Benito.
La instalación Collected Airs, producida por la Fundación Botín con el apoyo de la Embajada de Portugal dentro del programa Portugal-España: 50 años de Cultura y Democracia, está compuesta por cinco placas de acero equipadas con un transductor que convierte las señales de audio en vibración física. Además, Da Luz ha invitado a músicos lusos a improvisar dentro de la sala con cada unidad de reverberación:
– 30 de mayo: Pedro Alves Sousa (saxofón)
– 16 de julio: Inês Tartaruga Água y Xavier Paes
– 13 de agosto: João Pais Filipe (percusión)
– 10 de septiembre: Angélica Salvi (arpa)
– 1 de octubre: Margarida Garcia (contrabajo)
Cada actuación se graba y se reproduce a través de la placa asignada, haciendo que la instalación mute y amplíe sus fuentes de sonido. Las placas no solo transmiten estas actuaciones, sino que también resuenan con una emisión en directo de sonidos ambientales del exterior.