La exposición 14 desnudos y más se asemeja a un antiguo gabinete erótico, donde las imágenes y los objetos secretos revelaban las facetas más íntimas y sensuales del ser humano. Ofrece, de esta forma, una mirada profunda y plural sobre la identidad, la sexualidad y la vulnerabilidad a través de las obras de Simon Edmondson, Kepa Garraza, Jose Cháfer, Antonio Murado, Andreu Alfaro, José Luis Serzo, Julien Spiewak, Berta Llonch, Sergio de Luz, Yolanda Dorda, el dúo Ana L & Noora K, Paula Rossell, Rubén Rodrigo y Juan Francisco Casas.

Su variedad de estilos y técnicas recuerda que el desnudo, en todas sus formas, sigue siendo un espacio de exploración, libertad y expresión y, por ello, uno de los grandes temas de la historia del arte. Por ejemplo, en la obra del jienense Juan Francisco Casas, el desnudo y el erotismo están casi siempre presentes, si bien sus dibujos trascienden «el tópico de la feminidad representando una mujer fuerte que hace lo que quiere». En esta ocasión, presenta dos retratos realizados con su característico bolígrafo.

Kepa Garraza también recurre al dibujo, reafirmando su interés por el arte como herramienta política o de crítica social. Su obra retrata a una «heroína urbana» con el torso desnudo, protestando frente a una mezquita parisina.

El albaceteño José Luis Serzo dotó a su serie dedicada al genio Courbet de un gran erotismo, mediante escenas explícitas y desnudos como el dibujo que aquí presenta. En un registro muy distinto, Andreu Alfaro, alejado de su habitual geometrismo, creó en los años ochenta una serie de dibujos centrados en el cuerpo humano, como el que se exhibe en esta muestra, donde logra un equilibrio perfecto entre realismo y abstracción.

También en el terreno de la abstracción se sitúa Rubén Rodrigo, quien utiliza el color como elemento articulador de la imagen. Mediante la creación de capas, veladuras y yuxtaposiciones, emula dos célebres desnudos: por un lado, la Venus de Velázquez; por otro, un desnudo masculino de Francis Bacon.

Berta Llonch se sirve de la acuarela para crear volúmenes, luces y sombras, y modelar las figuras. Para esta exposición ha abandonado sus universos marinos habituales y ha creado una serie de cinco mujeres desnudas que muestran una actitud íntima e incluso desinhibida.

Antonio Murado aparece en su vertiente más figurativa, con una tela realizada en 2009 que representa un sensual desnudo femenino. Yolanda Dorda, fiel a su estilo expresionista de pincelada gruesa, aporta frescura y sensualidad con dos lienzos que representan fragmentos de cuerpos femeninos en ropa interior, desde una mirada libre y femenina.

Fotografía

La muestra da un protagonismo especial a la fotografía, una disciplina poco habitual en la galería. El fotógrafo madrileño Sergio de Luz aborda el tema del desnudo con su sello personal: fotografía en blanco y negro, con el negro como protagonista y un gran contraste. Julien Spiewak, por su parte presenta dos fotografías pertenecientes a su serie Corps de style, iniciada en 2005, en la que introduce fragmentos de cuerpos desnudos en interiores de museos o palacetes, destacando por una cuidadísima puesta en escena.

A la mexicana Ana Lombard y la finlandesa Noora Kulvik —que trabajan en dúo desde 2016— las unió su común interés por aspectos como la sobreexplotación de los recursos naturales o la irrupción de la inteligencia artificial. Temas que consideran trascendentales y que, en ocasiones como esta, abordan a través del desnudo humano.

La también fotógrafa Paula Rosell presenta una imagen de unas piernas de mujer recostadas sobre una cama. Se trata de una escena cotidiana de la que la artista logra extraer belleza o, como ella señala: La bellezza è un diritto; todos la tenemos a nuestro alcance cada día, solo tenemos que pararnos a observar.

Simon Edmondson muestra una faceta diferente, pues presenta dos collages, disciplina que no trabaja habitualmente. En uno de ellos sugiere un desnudo femenino incorporando materiales como terciopelo o cinta, jugando con lo táctil y lo insinuado.

Finalmente, el escultor José Cháfer aporta la única obra tridimensional de la exposición: un boceto en bronce de su Maja Desnuda, una escultura vendida en la pasada edición de ARCO. Pese a su abstracción, identificamos en su escultura —a través de sus curvas y contracurvas— a este personaje goyesco. Además, por primera vez, el escultor se enfrenta a la técnica del grabado, representando este mismo motivo.


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Pluralidad

Con el auge del arte conceptual, el arte corporal o las perspectivas feministas, se han abierto nuevas vías para explorar la figura humana en toda su complejidad. 14 desnudos y más celebra esta pluralidad. Cada artista aporta su propia interpretación, enriqueciendo el diálogo en torno a un tema tan amplio y sugerente.