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Arte y procrastinación

'Traición'. © Vanessa Rabade.

‘Traición’. © Vanessa Rabade.

Esa breve subida de telón descubrió una adaptación de Israel Elejalde de la obra probablemente más clásica de Harold Pinter. Una historia muy conocida en la que se narra el recorrido de un triángulo amoroso entre Emma y su marido, Robert, y Jerry, el mejor amigo de éste. Su particularidad es el uso de las secuencias retrospectivas para contarla al revés, del final al principio, reencontrándonos desde ese lugar al que nos llevan los errores y recuperando esa inocencia única y perdida que nos hizo cometerlos en su momento.

La emoción de volver a la cultura después de meses de encierro es también una muestra de valentía, especialmente digna de reconocimiento en el caso de proyectos privados como el del Kamikaze, que reanudó su programación el pasado 27 de agosto. Así, mientras el ciudadano vence sus miedos y se convierte en el protagonista de esta vuelta al teatro, Irene Arcos, Raúl Arévalo y Miki Esparbé vuelven a meterse en la piel de este trío que respira y lucha por vencer deseos ocultos. El arte de procrastinar la aceptación de que no hay control posible sobre la atracción que generan las pulsiones más destructivas, al igual que tenemos muy poco sobre la pandemia que nos azota.

'Traición'. © Vanessa Rabade.

‘Traición’. © Vanessa Rabade.

Puede que el virus nos haya permitido aceptar lo que al fin y al cabo escapa a nuestro control, y también aprender a disfrutar de nuevo cuando el telón se levanta. Después de un verano cargado de sol y normas de seguridad, la temporada 2020-2021 resurge de sus cenizas, mira a su público y, aunque sin certezas, seguro que saldrá adelante.

Sobre Traición

Por Israel Elejalde

Traición cuenta la historia de un triángulo amoroso. Emma mantiene una relación con Jerry, que es el mejor amigo de Robert, su marido. Y esta trama tan reconocible permite a Pinter jugar de nuevo al gato y al ratón con el espectador, pero desde el lado contrario. Si normalmente Pinter se vuelve ambiguo con los personajes y la trama –y se sirve de un lenguaje enigmático que obliga al espectador a intentar dar sentido y establecer relaciones para desentrañar el argumento–, aquí todo funciona al revés. La peripecia es clarísima y se convierte en una especie de neblina que nos impide ver lo que hay detrás, lo realmente importante. Los personajes parecen ser claros, parecen luchar por expresar aquello que creen, o más bien quieren creer. Se esfuerzan por mantenerse dentro de los límites de lo razonable. Pero debajo está el caos. Hay un torrente oculto. Un mundo de perversión que se respira en la atmósfera. Una aparente historia de amor que es en realidad una pelea por la represión de los deseos ocultos y por una concepción del poder basada en el aparente control sobre ellos. Traición es una descripción crítica y feroz de esa clase intelectual que cree estar a salvo de las pasiones más bajas.