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Beirut y una nueva generación de artistas

Pascal Hachem. Mirror Mirror, 2014 [1]

Pascal Hachem. Mirror Mirror, 2014.

Juego de Pistas ha sido concebida a través de una relación con una ciudad y la idea de que un espacio urbano concreto actúa como fuente de creatividad, intercambio, confrontación y pensamiento emergente.

Cada uno de los artistas participantes –Caline Aoun, George Awde, Mirna Bamieh, Nour Bishouty, Pascal Hachem, Charbel-Joseph H. Boutros, Aya Haidar, Geörgette Power, Joe Namy, Stéphanie Saadé, Siska, Lara Tabet y Tala Worrell– ha desarrollado su propia actividad a través de sus interacciones con Beirut, con su oferta cultural y su vibrante legado artístico.

En el título de la muestra se utiliza la metáfora de ese juego en el que los niños eligen en secreto un objeto que esté a su alrededor, destacando el papel de estos artistas como observadores clandestinos más que como comentaristas públicos. Al igual que en el juego infantil, se pretende que los sentidos del espectador se despierten intentando adivinar qué es lo que el artista expresa, al tiempo que intentan descifrar cuales son las reglas del juego.

Afinidad con lo ordinario

La exposición reúne obras que ofrecen una diversidad en cuanto a los medios y los enfoques, cada una de ellas con una fuerza emergente propia. El visitante tendrá que tener en cuenta al observar estas nuevas voces la obra de los artistas que surgieron en la escena artística de Beirut inmediatamente después de la guerra civil de los 90, que tenían como inquietud principal temas como el archivo, la colectividad y la conservación del pasado.

Siska. EDL, 2011 [2]

Siska. EDL, 2011.

Por el contrario, los creadores jóvenes parecen estar más situados en el presente, en la observación del día a día, transformándolo junto con sus objetos, actos sociales y complejidades. En su trabajo se percibe la sensación de una perspectiva propia y un intento por encontrar un método y un estilo que evoca esta inmediatez e intimidad. Sus obras subrayan una sutil afinidad con lo ordinario que comparten muchos de los artistas de esta generación.

Esto se puede observar en la naturaleza de los materiales, que a menudo son objetos encontrados y prefabricados, pertenecientes al reino de lo cotidiano y lo corriente: agujas de pino, uñas, zapatos gastados, agua y aire, rebanadas de pan, un bostezo, las hebras destejidas de un viejo vestido y otras cosas que aparentemente carecen de interés, se convierten en objetos maravillosos dignos de una meticulosa exploración.

Trivialidad

Esta fascinación por la trivialidad va más allá de la recogida de objetos corrientes. Se vislumbra en la predilección de esta generación por minimizar o incluso subvertir la imagen tradicional del artista como alguien que posee una habilidad técnica que le separa del resto de la sociedad. Esto es evidente en la manera fluida, casi frívola y a veces precaria, con que utilizan los elementos formales propios.

La exposición está concebida como una instalación unitaria y no como una serie de presentaciones individuales. Organizada conjuntamente con Art Reoriented y Mosaïc Rooms, Juego de pistas fue presentada este verano en esta galería londinense en el marco del Festival Shubbak y llegará a finales de año a la sede de Casa Árabe en Córdoba.