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Divulgador de la Antigüedad

El proyecto, coordinado por José María Luzón, académico delegado del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, tiene como objetivo principal resaltar el papel que tuvo uno de los reyes clave en la historia de Europa en la difusión de los descubrimientos arqueológicos de Herculano, cuya Villa de los Papiros fue el principal conjunto de antigüedades descubiertas hasta el momento de su partida para España en 1759, aunque también hubo descubrimientos en Pompeya y en las villas de la antigua Estabia durante los años en que ocupó el trono de las Dos Sicilias. Todo ello sirvió en un primer momento para adorno del Palacio de Portici y para la formación del Museo Herculanense en el mismo palacio. La muestra también explica el impulso que el rey dio al conocimiento de las antigüedades a través de las Academias de Madrid y de Nueva España.

La tres sedes de la exposición están interconectadas en tiempo real mediante streaming y emplean medios técnicos de realidad virtual, realidad aumentada y fotografía esférica. El público puede visitar de esta forma las tres sedes, además de ver y manipular obras en 3D con una altísima resolución y de hacer impresiones tridimensionales.

Por sus características singulares, la muestra emplea tecnología avanzada y pretende ser el primer paso para el diseño de un modelo de exposiciones virtuales que dinamicen la interconexión de los museos y sus colecciones en diferentes países. «Hemos tomado el relevo de Carlos III en la difusión de la cultura con el objetivo de llevarla a todos que que usan las nuevas tecnologías», explica Luzón.

Nápoles [1]. La difusión de los bronces y pinturas de Herculano se hizo bajo los auspicios del rey a través de Le antichità di Ercolano Esposte, en la que trabajaron excelentes dibujantes y grabadores del siglo XVIII. El rey regalaba esta obra a los eruditos de la época, a los artistas, a la nobleza y a las universidades europeas que se la solicitaban. Las planchas de cobre y sus estampas constituyen un interesante capítulo en la historia de la documentación arqueológica y su papel en la difusión de los nuevos descubrimientos.

El Istituto Centrale per la Grafica ha restaurado para la exposición que comisaría Valeria Sampaolo 200 de las más de 5.000 planchas del Museo, lo que ha permitido profundizar en los aspectos técnicos del grabado y el negocio de la impresión. También se ilustra a través de préstamos de la Biblioteca Nacional de Vittorio Emanuele III Napoli, que tiene las tiradas de impresión originales.

Madrid [2]Una vez en España, Carlos III solicita a Bernardo Tanucci, secretario de Estado del Reino de las Dos Sicilias, que le envíe copias en yeso de aquellas antigüedades que tanto le agradaban. «Los vaciados llegaron en barco y suponen una forma de conocimiento, ya que sirvieron para que los estudiantes de escultura conocieran el gusto clásico», explica María del Carmen Alonso Rodríguez, comisaria en la sede madrileña, que también recuerda que «una gran parte de lo que sabemos de Pompeya y Herculano la conocemos gracias a la correspondencia que el monarca tenía, primero con su madre, cuando vivía en Nápoles, y cuando se traslada a España con el secretario de Estado napolitano».

Estas copias fueron instaladas inicialmente en el Palacio de Buen Retiro hasta que, en 1776, a petición de los profesores de la Real Academia de las Tres Nobles Artes, el rey accede a donarlas con el fin de que sirvieran para la formación de arquitectos, escultores y pintores. La colección de vaciados enviada desde Nápoles se conserva todavía hoy en la Academia y es de gran interés histórico y documental. «En Italia no se podían imaginar que aún conserváramos estos yesos, y mucho menos que estuvieran en mejores condiciones de conservación que muchas de las esculturas originales», afirma José María Luzón.

México DF [3]. Elizabeth Fuentes Rojas comisaría una muestra dividida en tres núcleos en la que se da a conocer la formación y el interés que tuvo por la grandeza artística de las culturas grecorromana y maya, así como del cambio estético que significó la llegada a la Nueva España de modelos artísticos neoclásicos. En la primera parte, el visitante será testigo de la promoción de Carlos III a los estudios de arte clásico y del patrocinio de las primeras excavaciones en la zona de Palenque, el punto de partida de la arqueología americana.

Posteriormente, cuando el rey funda la Academia de San Carlos de México, se hace un envío en 1780 de una selección de vaciados de la Real Academia de San Fernando en Madrid, entre ellos un número de copias de los yesos procedentes de Nápoles. De este modo, los bustos de la Villa de los Papiros en Herculano y algunos otros de Pompeya y Estabia cruzan el Atlántico para ser utilizados como modelos por los alumnos de la Academia de San Carlos.