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Clara Campoamor: mujer y ciudadana

La directora de la BNE, Ana Santos, destaca que Campoamor «creyó firmemente en sus ideales y luchó por ellos. La igualdad en el más amplio sentido: el acceso a la educación, la abolición de la prostitución, el derecho al voto y la capacidad de la mujer para tomar las riendas de su vida en libertad. Conceptos modernos y rompedores que defendió con un gran sentido ético. Las mujeres de hoy le debemos mucho, justo es reconocerlo y no olvidarlo».

Para Isabel Izquierdo, directora de Programación de AC/E, esta exposición «constituye un proyecto de excelencia, de fondo y forma, que ha supuesto todo un reto técnico en producción y, al mismo tiempo, un auténtico privilegio, al visibilizar la obra de esta infatigable mujer, comprometida, feminista, clave para entender la historia contemporánea de España y parte de una generación de mujeres que en las primeras décadas del siglo XX lucharon por mejorar el mundo».

En ella, Rosa Mª Capel, su comisaria, ha querido recorrer toda su trayectoria vital, «sus luchas, sus conquistas y, también, sus frustraciones», y todo ello dentro de un doble contexto, internacional y nacional –en los que surgían los primeros movimientos feministas–, para poder entender el significado de su figura.

 

Clara Campoamor creció en una sociedad en la que el modelo femenino todavía era el del ángel del hogar y desempeñó varios empleos antes de cursar el bachillerato, ya adulta, y licenciarse en Derecho en 1924.

En Europa, por entonces, ya se asentaban dos importantes movimientos sociales: el obrerismo internacionalista y el feminismo, cuyos aires reivindicativos llegaron a España. Campoamor se interesó especialmente por dos temas: la lucha contra las discriminaciones a la mujer y la defensa de la paz. Activa feminista, ayudó en la fundación de la Juventud Universitaria Femenina, el Lyceum Club Femenino y la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas. En octubre de 1931 creó la Unión Republicana Femenina para combatir el ambiente adverso al voto femenino. Se implicó en la Sociedad Española de Abolicionismo de la Prostitución y en actos pacifistas, colaboró con la Agrupación Femenina Socialista y fue la primera mujer que formó parte de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid.

Nuestra protagonista perteneció a una generación de mujeres que contribuyeron activamente al devenir histórico de España a inicios del siglo XX. Lo hicieron desde los más diversos ámbitos: la enseñanza, la investigación, la filosofía, el periodismo, la literatura, la creación artística, etc. Así fueron, entre otras, María Zambrano, María Goyri , María de Maeztu, Rosa Chacel, María Lejárraga, Mª Teresa León, Isabel de Oyarzábal, Josefina Carabias, María Blanchard, Maruja Mallo, Ángeles Santos, Remedios Varo, etc.

Campoamor fue una de las primeras abogadas españolas en ejercicio. Ella, junto con otras compañeras, jugaron un papel decisivo dentro del primer feminismo español. La Constitución de 1931 creó el marco jurídico para terminar con la desigualdad entre hombres y mujeres al establecer que el sexo no podía ser motivo de discriminación. Muchas españolas participaron en la vida política desde los partidos (Victoria Kent, Margarita Nelken, María Lejárraga, Matilde de la Torre, Veneranda García-Blanco, Dolores Ibárruri, Federica Montseny) y el resto de ellas pudieron hacerlo con su voto, por fin, en 1933 y 1936.

Con el derecho al voto, Clara Campoamor legó a las españolas el ejercicio de la ciudadanía, tan preciado como su ejemplo: la fuerza de la inteligencia y el esfuerzo para romper el techo de su procedencia social y de su condición femenina.

Anhelando el regreso

Exposición 'Clara Campoamor Rodríguez: mujer y ciudadana (1888-1972)'. Foto: © Luis Domingo.

Exposición ‘Clara Campoamor Rodríguez: mujer y ciudadana (1888-1972)’. Foto: © Luis Domingo.

Clara Campoamor nació en Madrid en 1888. Se cumplían cuarenta años de la reunión de Seneca Falls (Nueva York, junio de 1848), que articuló el sufragismo anglosajón, y una década del primer debate en el Congreso de los Diputados sobre el reconocimiento del derecho electoral a las españolas. Pareciera que fuese un guiño del destino. Sin embargo, la situación femenina en ese momento no permitía aventurar que Campoamor llegase a convertirse en la figura que alcanzó a ser.

Huérfana de padre muy pronto, desempeñó diversos empleos antes de cursar bachillerato ya adulta, licenciarse en Derecho (1923) e iniciar el ejercicio de la abogacía. Dos temas le atrajeron especialmente: la lucha contra las discriminaciones legales que sufría la mujer y la defensa de la paz. A los dos dedicó su actividad pública como conferenciante, abogada, diputada y delegada de España ante la Sociedad de Naciones (1931-1933).

Clara llega a la política en las filas del Partido Radical. Es elegida diputada en las primeras Cortes de la Segunda República por Madrid, en las que destacó su alegato en pro del voto femenino, su intervención sobre la ley del divorcio y su apoyo a las reformas legales a favor de la mujer.

Al no ser reelegida en 1933, el gobierno radical-cedista le nombró directora general de Beneficencia. Dimitió tras la represión de la Revolución de Asturias y abandonó definitivamente su partido en enero del año siguiente. Al estallar la guerra abandonó España, no sin antes publicar Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, donde defiende su trayectoria política.

En el exilio se dedicó a escribir: prensa, traducciones, biografías…, pero teniendo siempre en mente el regreso a España. Fracasados varios intentos, el anhelo seguía vivo cuando falleció en Lausanne (Suiza) en 1972.