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Cuando Barcelona liquidó el XIX

Según Fèlix Fanés y Joan Minguet, los comisarios de la muestra, su punto de partida es una frase de Josep M. de Sagarra que dice que “durante los años de la Gran Guerra, Barcelona liquida su siglo XIX”.

Barcelona, zona neutral en tiempo de guerra significa tiempo de grandes negocios, de grandes oportunidades, de movimientos ciudadanos y políticos, de vidas secretas y opulentas, de gran prosperidad y de grandes tensiones, es decir, explosión social y creativa.

Explosión social y creativa

Para conmemorar el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, Barcelona, zona neutral (1914-1918) rehace el camino que va de la modernidad del París fin de siglo XIX a las vanguardias de principios del siglo XX.

La exposición, con casi 500 obras, unos setenta artistas diferentes, 20 filmes, pintura, escultura, dibujos, objetos y documentación diversa muestra las tensiones de aquel momento a lo largo de nueve salas.

La Gran Guerra. Dieciséis millones de muertos y veinte millones de heridos son los resultados de la industria del armamento en los campos de batalla. Aquí se ve obra de los pintores Léger, Kubin, Heckel y Nash y fotografías de muertos y mutilados en el frente, carteles de propaganda, la prensa y las postales de la primera guerra mediática.

Modernidad y vanguardia. París es la cita obligada de la modernidad de todo artista del final del siglo XIX y se crea una Escuela de París. Los inicios del siglo XX dan el paso de la modernidad a la eclosión de las vanguardias que, con la guerra, como se verá, llegan a Barcelona en masa. Miró, Togores, Sunyer, Hugué, rebobinan influencias y crean un modelo propio e incluso se habla de una particular Escuela de París en Barcelona. La presencia de Sunyer en esta sala es importante para entender el cézanismo.

Burgueses y proletarios. La ciudad, que experimenta profundos cambios sociales y políticos, acontece la capital del anarquismo y de todo tipo de socialismos internacionales, con la huelga general de la Canadiense de 1917 como referente, con una foto de Josep M. de Sagarra y el filme de Gaumont Pathé. La agitación obrera es casi invisible en las fotografías del momento, pero encontramos en cambio numerosos ejemplos de fotografías de patrones y de la Guardia Civil.

Barcelona y la guerra visualiza las pugnas de aliadófilos y germanófilos en la ciudad. Apa (Feliu Elias) y Ricard Canals, Josep Clarà y Ramon Pichot nos hablan de su posicionamiento ante la guerra. Y a continuación se narra el frente de la Primera Guerra Mundial con ilustraciones inéditas del viaje del Dr. Solé y Pla y Ramon Casas en la visita a los “Voluntarios catalanes” que luchaban en el frente de Verdun y Reims.

La ciudad de marfil. Título de un libro de poemas de Guerau de Liost, es la idealización de la Barcelona soñada por los novecentistas, que pone las bases de las infraestructuras económicas y culturales de la Cataluña contemporánea: ferrocarriles y academias, carreteras y bibliotecas, metro y teléfono y escuelas industriales. Junto a la escultura de Josep Clarà y la pintura de Josep Obiols hay su contrapunto con los dibujos de Passarell, Picarol y los libros eróticos de Ricard Opisso (Bigre).

La Exposición de Arte Francés. Los “Salones” de cada año no se hacen en París debido a la guerra y excepcionalmente 1.400 obras, entre óleos, esculturas, dibujos, grabados y otros, se trasladan a Barcelona la primavera de 1917. El impacto es enorme. Se ven piezas de Pissarro, Rodin, Sisley o Denis. Se trata de una selección muy conservadora: el más moderno es un Matisse. Piezas adquiridas por coleccionistas españoles de entonces se exponen ahora y aquí por primera vez.

Exiliados. La llegada de artistas exiliados como Picabia, Gleizes, Otho Lloyd, Robert y Sonia Delaunay, Olga Sacharoff, gracias al galerista Josep Dalmau, el hombre clave del golpe de efecto sobre las opciones artísticas de la época. Picabia editará su revista 391 y Brangulí y Co de Triola fotografían el combate de boxeo entre el poeta anarquista Arthur Cravan, hermano pequeño de Otho Lloyd, y Jack Johnson en 1916.

Picasso 1917. Picasso vuelve a Barcelona en 1917 siguiendo la gira de los Ballets Rusos en los que actúa su futura esposa, Olga Koklova. La estancia de Picasso despierta expectación en la prensa de la época. Sus diseños para el decorado del ballet Parade, de Diaghilev, Satie y Cocteau, el material de difusión del espectáculo y algunas de las obras que realiza durante estos meses en Barcelona se pueden ver en esta sala.

Ocio, consumo y sociedad de masas. A partir del año 1904 se instaura la ley del descanso dominical, que genera una oferta de ocio que encuentra en la publicidad una estrategia para su difusión: acontecimientos deportivos, parques de atracciones, corridas de toros, circo y cine, eje de la nueva cultura del siglo XX.

En este último espacio se ilustra el fuerte auge del consumo de ocio mediante apoyos visuales generados a partir de la mecanización: carteles, revistas, fotografía y cine. Aquí se proyecta la primera película pacifista de humor del siglo XX, Shoulder Arms, de Charles Chaplin.