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Cuando el artista construye su propia biblioteca

Glòria Picazo, comisaria de la muestra, explica así su génesis: «surge de mi interés por los libros de artista y por cómo esta producción ha ido evolucionando desde los años 60 hasta la actualidad, donde la ‘biblioteca infinita’ ya se encuentra en la nube, en Internet. Ahora sí que es infinita».

La exposición incluye obras de arte junto a una selección de ediciones de artista, libros de referencia, dibujos y objetos realizados por artistas contemporáneos que han revisado la idea de archivo y de libro como fuente inagotable de sabiduría.

La historia de la biblioteca es como la historia de una quimera, de una ilusión, puesto que entenderla como un contenedor susceptible de abarcar toda la memoria del mundo siempre acabará siendo una utopía. La muestra se dirige a las muchas posibles derivas de ese concepto de biblioteca total, que se pueden hallar en las bibliotecas personales, diversas, subjetivas, anárquicas e insólitas.

Todo el saber universal

Los visitantes, según Lucía Casani, directora de La Casa Encendida, «van a poder reflexionar sobre la idea de ‘biblioteca infinita’ impulsada por el utópico deseo de reunir y disponer todo el saber universal en un lugar». Así, este concepto se inspira en bibliotecas míticas como la de Alejandría, particulares y subjetivas como la de Michel de Montaigne, utópicas como los proyectos arquitectónicos de Étienne-Louis Boullée en el siglo XVIII hasta aceptar y cuestionar la «nube» como ese archivo descomunal que recoge la cantidad incontable de datos generados por la sociedad actual.

Los artistas presentes están unidos en base a su profundo interés por el libro y por las ediciones de artista. «En cada uno de los proyectos el propio artista construye su biblioteca, cada uno tiene su propio dispositivo y ha dado su toque personal a la exposición», destaca la comisaria. Estos son Ignasi Aballí, con su serie Prólogo-Epílogo (2012); Clara Boj y Diego Díaz, con Data Biography; Iñaki Bonillas, con La biblioteca de los hombres clavos; Fernando Bryce, con los dibujos de Panamá; Enric Farrés Duran, que presenta su instalación Biblioteca sin títulos; y Dora García, con Múltiples y colectivos (1997-2006).

También están presentes Javier Peñafiel con «la portátil»; los cajones por abrir de Oriol Vilanova, el proyecto editorial del artista Damián Ortega, Alias; la instalación de Pérez Agirregoikoa; la biblioteca en blanco de Antònia del Río; y la selvática de Francesc Ruiz.

Además se ha reservado un espacio para una ‘Sala de reserva’, un espacio aislado que poseen las bibliotecas más relevantes en los que se exigen protocolos estrictos para la consulta de los libros. Antiguamente en ellas se aislaban aquellas ediciones singulares, de gran valor, prohibidas o visitadas solo por bibliófilos. En ella se van a encontrar libros de Ed Ruscha, Eugènia Balcells, Lawrence Weiner, Dieter Roth, Sol LeWitt, James Lee Byars, Marcel Broodthaers o Concha Jerez.

La exposición es una coproducción con el Arts Santa Mònica de Barcelona y se realiza en colaboración con la Biblioteca y Centro de Documentación del Museo Reina Sofía.