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Cuando la soledad es el agua en el que nadar

Encuadrado dentro del teatro performance, Mora escribió este texto a partir de una residencia artística en el Theâtrè de la Ville de París. En él aborda dos temas que le obsesionaban en el momento de la escritura. Uno, íntimo y personal: la paternidad; y otro de índole pública y política: el terrorismo o la legitimación de la violencia para lograr un verdadero cambio social.

Se trata de un texto compuesto por voces fragmentadas de múltiples historias abortadas que componen el paisaje humano de una ciudad golpeada, donde el desamparo y la necesidad de amor son el salvavidas perfecto en este lírico e íntimo montaje de Carlota Ferrer.

En esta producción de Draft.inn, la soledad es el agua en el que nadan estos personajes adictos a la natación nocturna. El espectador se va a encontrar ante una orden formada por seres dañados y otros damnificados del amor: un chico normal y razonable que confía en la fuerza de la costumbre como antídoto al abismo que se abre en su vida, un joven acomplejado que cree habitar un cuerpo equivocado, una chica invisible que busca incansablemente el amor, hijos sin padres, padres sin hijos, encuentros amorosos y rupturas y un maestro de vida que cree ver en la violencia radical la una solución a la desazón de nuestro tiempo.

Con un elenco formado por Joaquín Hinojosa, Esther Ortega, Alberto Jo Lee, Paloma Díaz, Alberto Velasco, Diego Garrido, Cristina Subirats y Enrico Bárbaro, la obra intenta conectar las esferas íntima y pública, pero en el texto no aparecen personajes teatrales tal y como se entienden convencionalmente, porque en el mundo existente en la obra ya no quedan personajes que puedan reflejar lo que ocurre en él.

Los nadadores nocturnos