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David Nash, regreso en Álvaro Alcazar

Considerado uno de los principales representantes del Land Art británico, la madera y, más allá, el propio árbol, es su principal herramienta de trabajo, un hecho que para Nash entraña un enorme simbolismo, pues por su densidad, crecimiento, proliferación y generación, en el árbol encuentra un paralelismo con la propia vida, y su estructura, conformada por raíces, tronco y ramas, alude a tres mundos: el subterráneo, el terrestre y el celeste.

Nash investiga la morfología del árbol, las características naturales de su madera, así como las mutaciones producidas por la mano del hombre. Las obras de madera aquí presentadas dan muestra de ello y, de hecho, proceden en su mayoría de árboles que han caído de forma natural o han sido talados por enfermedad, principalmente secuoyas, robles, hayas o arces. De estos árboles talados emergen sus «esculturas biológicas», huevos (Opened Escaled Egg), columnas (Squark Column o Lined Beach Column), cúpulas, esferas y pirámides (Flare), su formas más características.

La exposición también presenta seis esculturas en bronce, un material que Nash empezó a trabajar a partir de la década de 1990 y cuyo tratamiento alude de nuevo a la madera, como ocurre con King and Queen III, Red column o Black Cairn. El empleo de este material vino motivado por la voluntad del artista de preservar sus formas para la posteridad, sin interferir en las condiciones físicas de los objetos de madera originales. También aprecia de este material su capacidad de transformación al ser calentado y fundido.

Por su parte, el hierro, también presente, se forma mediante uno de los procesos más elementales de la naturaleza y se extrae a altas temperaturas, algo muy apreciado por el artista. Además, el carbón juega un papel importante en su trabajo escultórico ya desde principios de la década de 1980, tanto en piezas de madera que han sido carbonizadas, en esculturas de bronce que aluden a las de madera o, como ocurre en este caso, en los dibujos que acompañan a las esculturas.

El dibujo, el último gran protagonista de la muestra, ha sido siempre un elemento destacado en la producción de David Nash y con él documenta, además, su proceso creativo. Su técnica consiste en aplicar el pigmento crudo directamente sobre el papel, incorporando halos de color alrededor de la forma principal. Si bien predomina el color negro carbón, en ocasiones incorpora otros tonos de la naturaleza, que aluden por ejemplo al cambio de color de las hojas de roble según el mes o la estación del año; como ocurre en Oak Leaves Through May, donde pasa del naranja al amarillo y al verde brillante.

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