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‘El arquitecto y el emperador de Asiria’, metáfora de la sociedad

El arquitecto y el emperador de Asiria. [1]La obra de Arrabal se estrenó por primera vez en el teatro Montparnasse de París en marzo de 1967 y por última en Barcelona en 1978, a cargo de la Compañía de Adolfo Marsillach. Arrabal tardó una semana en prohibir su representación. Casi 40 años después El arquitecto y el emperador de Asiria vuelve a representarse en un teatro español bajo la dirección de una argentina e interpretada por dos grandes actores nacionales.

Esta obra surrealista es según Fiorillo «una gran metáfora de la sociedad que no busca los valores de la filosofías, la sabiduría o la justicia, sino que cae cíclica y repetidamente en sus propios errores, en la búsqueda de imitar y anhelar imperios ficticios». Es un texto que habla del comportamiento humano en sus múltiples y complejas manifestaciones: cada persona marcada por la culpa, del universo sagrado que cada uno tiene.

Es, en definitiva, «la lucha interior entre aquello que somos y lo que anhelamos ser; el hombre en la búsqueda de sí mismo», concluye la directora. Sobre el escenario, la música original de Rony Keselman acompaña al humor, la poesía y el absurdo de Fernando Arrabal, que construye un recorrido fantástico con una vigencia que impacta al espectador, a pesar de haber sido creado hace casi 50 años.