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Carol Rama, instinto y pasión

Pero esta muestra tiene como objetivo no solo dar visibilidad al trabajo de Rama, sino también cuestionar los relatos dominantes de la historiografía del arte con un trabajo que obliga a desmantelar narrativas y reformular conceptos.

Olvidada tanto por la historiografía hegemónica como por el relato feminista, la obra de Rama, que se extiende a lo largo de siete décadas (1936-2006), constituye un contra-archivo que permite reconstruir los movimientos de vanguardia del siglo XX.

Carol Rama. Dorina, 1940. Cortesía del artista, colección privada, Colonia y Galerie Isabella Bortolozzi, Berlín. [1]

Carol Rama. Dorina, 1940. Cortesía del artista, colección privada, Colonia y Galerie Isabella Bortolozzi, Berlín.

Desde sus primeras acuarelas de los años treinta, Carol Rama inventa una gramática visual propia que contrasta con las representaciones de la sexualidad de la modernidad: el cuerpo femenino –al mismo tiempo mutilado y amenazante, violentado e irreductiblemente deseante– se presenta activo y vital. La paleta carnal del fauvismo le sirve para apoyar una propuesta subversiva: la intensidad de los colores reservados para la vulva o la lengua denotan la resistencia del cuerpo a las fuerzas que lo dominan y a las instituciones que lo subyugan. Estas obras inician una constante en su trabajo hasta 2006: las cartografías del deseo disidente, los diagramas del inconsciente y de sus estrategias de resistencia a la normalización.

Carol Rama transita por la abstracción en los años cincuenta; se aproxima al informalismo y al espacialismo en los sesenta, con la creación de bricolages y de mapas orgánicos hechos de ojos y uñas de taxidermista, de cánulas, signos matemáticos, jeringas y conexiones eléctricas, hasta la composición en los setenta de una imagen-materia fabricada con gomas de neumáticos. Y vuelve, en los últimos años, al uso libre de la forma.

Carol Rama inventa el sensurrealismo, el arte visceral-concreto, el porno brut, la abstracción orgánica. Actualmente se la considera una artista imprescindible para entender las mutaciones de la representación en el siglo XX y el trabajo posterior de artistas como Cindy Sherman, Kara Walker, Sue Williams, Kiki Smith y Elly Strik.

 

Difícilmente clasificable

Rama es una artista difícilmente clasificable que cuestiona su condición de mujer y desarrolla un lenguaje muy personal. Su trabajo conjuga la sensualidad, el fetichismo y el placer con el dolor, el miedo, la angustia o la rabia, todo ello marcado por la memoria de sus circunstancias personales y familiares.

Esta muestra quiere recuperar un trabajo poco conocido y ponerlo en relación con el de otras artistas. Tal y como ella misma escribía en 1996: “Yo pinto por instinto y por pasión, y por ira y por violencia y por tristeza, y por un cierto fetichismo, y por una dicha y melancolía a la vez, y por rabia especialmente”.