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Esteban Lisa, pionero de la abstracción latinoamericana

Lisa desarrolló un lenguaje plástico absolutamente personal y propio dentro de la abstracción, y una carrera ajena e independiente de los grupos artísticos de su generación. Sin embargo, este hecho y el de que ni tan siquiera hubiera expuesto en vida, le da a su obra una dimensión secreta e íntima, absolutamente personal, fascinante e inquietante a la vez.

Además de pintor, Lisa es un filósofo dedicado a la teoría estética, la ética y la ciencia moderna, autor de 14 libros, entre los que se encuentran Teoría psicofísica cuatridimensional y La teoría de la Cosmovisión y la visión de Platón.

La Fundación Esteban Lisa [1] y la BNE colaboran en esta muestra para rendir un homenaje a este artista argentino de origen español por medio de 120 de sus obras de los años treinta al setenta, así como dibujos, libros y fotografías.

Las pinturas son propiedad de la Fundación, a las que se unen 12 libros de la BNE, entre los que están La teoría de la Cosmovisión y la visión de Platón; Jugando con líneas y colores; Esteban Lisa: abstracción, mundo y significado; Kant, Einstein y Picasso: la filosofía y “Las cuatro dimensiones” en la ciencia moderna; Diálogos con Esteban Lisa: colección Jorge Virgili; y La teoría de la Cosmovisión, la conquista de la Luna y la ubicación del hombre en la era espacial: los enigmas del universo y del hombre.

Está prevista la itinerancia de la exposición una vez se clausure en la BNE, para exhibirse en el Museo de Santa Cruz de Toledo desde diciembre del 2013 a marzo de 2014.

Pionero de la abstracción latinoamericana

Junto a Torres-García y Juan del Prete, Esteban Lisa (Hinojosa de San Vicente, Toledo, 1895 – Buenos Aires, Argentina, 1983) fue uno de los primeros artistas abstractos latinoamericanos, pero su férrea voluntad de no exhibir y de mantenerse al margen de los sucesivos movimientos y agrupaciones vanguardistas que se alternaban en el Buenos Aires de los años cuarenta y cincuenta lo sitúan en un territorio de difícil acceso para la crítica.

Sin apenas visibilidad pública, su fortuna crítica fue, hasta hace bien poco, escasa. Sin embargo, el encuentro póstumo de la crítica con la obra de Lisa ha conseguido elevarlo como uno de los exponentes más tempranos del arte abstracto de perfil gestual. Su obra avisa y conecta con las aproximaciones informalistas desarrolladas por artistas europeos y estadounidenses a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Entre 1920 y 1925, Esteban Lisa se matricula, sin tener la titulación exigida, en la Escuela Nacional de Artes y Oficios. Su expediente académico confirma que asiste a clase para varones en horario nocturno y que aprueba los cuatro cursos obteniendo el título que lo acredita como profesor de dibujo y pintura.

En esos años monta una academia en su vivienda para impartir clases de dibujo y pintura; por ella pasan varios futuros artistas como Alejandro Vainstein, Rivero, Anastasio Mayoral (pintor y publicista), Jose Maltz (ilustrador) y Mario Marcola (cartógrafo).

ESTEBAN [3]A partir de los años 30, Esteban Lisa vive una actividad intensa al compaginar la pintura con su labor de cartero y actividad de docente en escuelas públicas y privadas. En la Escuela de Adultos de la calle Serrano, 900 coincidirá durante más de dos décadas con su futura esposa,  Josefa Pierini, doctora en Filosofía y Letras, y profesora comprometida con promover las llamadas ‘Escuelas de Adultos’.

Concentró sus esfuerzos en la enseñanza del arte mientras que trabajó su corpus en un silencio casi religioso. Su intención no era preparar artistas sino estimular el pensamiento. Cuando criticaba el trabajo de sus discípulos citaba textos de Kant, Schiller y Husserl, recitaba los preceptos del budismo e insistía en que sólo la interiorización más absoluta permite hacer visible lo que acontece.

El caso de Lisa es único: creó un cuerpo de obra abstracta en absoluto aislamiento de la escena artística argentina, por aquellos años uno de los espacios culturales más efervescentes y vigorosos de toda Latinoamérica.

Antes de 1935 sólo se dispone de un pequeño número de obras de carácter sutil e intimista, pero a partir de esta fecha su obra se va perfilando a partir de elementos geométricos y simbólicos que se combinan en una aproximación muy pionera de carácter informalista.

Un apretado índice de su legado plástico podría resumirse en los cinco apartados que se relacionan a continuación. Su lectura permite entender su producción como volúmenes sucesivos asimilados en forma de series. Así, como un corpus seriado, como un proceso, como diario personal de dimensiones gigantescas lo entendió el crítico Mario H. Gradowczyk.

  • 1935-1940: Con sus composiciones con esferas y cilindros Lisa se inicia en el campo de la abstracción. En otras pinturas dinamiza la superficie del cuadro con un doble juego de texturas: pinceladas largas que animan las formas geométricas planas y manchas puntuales que dispersan e irradian luz. Estas pinturas están enmarcadas por una pincelada perimetral que separa a la imagen del soporte sin pintar.
  • 1941-1945: Lisa se aparta de los vestigios constructivistas de su anterior etapa. Los planos son ocupados por puntos, líneas y estrellas trazados con generosas pinceladas. Con esta síntesis entre los geométrico y lo orgánico, la razón y la emoción el artista se anticipa al informalismo europeo y al expresionismo abstracto de Jackson Pollock.
  • 1945-1953: Abandona el placer hedonista de los empastes y recurre a soportes más frágiles, papeles de desecho y hojas impresas sobre las cuales aplica el óleo en capas impersonales y ligeras. La contención se impone al gesto libre. En 1953 experimenta con cartones donde aplica un colorido renovado y a gestos violentos y novedosos.
  • 1954-1958: Con su Juegos con líneas y colores y Actos Espaciales Lisa desata un torbellino donde impera la espontaneidad del gesto. Espirales, curvas, remolinos y arabescos se ejecutan con alegría cromática.
  • 1959-1978: En sus Juegos tardíos predomina la sublimación del gesto y la economía de medios, aumenta el empleo de blancos y los planos están dominados por espacios vacíos de corte minimalista.

En 1978, un año antes de la muerte de su esposa, Lisa deja de pintar y se vuelca por completo en las Teorías de la Cosmovisión. Sale a la luz su último libro La Teoría de la Cosmovisión y la visión de Platón, 1980, y viaja a Bruselas en donde participa en un congreso internacional de cibernética.

Después del congreso regresa a España, recorre su pueblo natal y se reencuentra con familiares y amigos. Durante este viaje también visita la Sierra de San Vicente y viaja a Toledo para ver la obra del Greco El Entierro del Conde de Orgaz. Nada dice de su actividad pictórica.

En 1983 fallece en Buenos Aires, siendo enterrado en el cementerio de Chacarita. En 1986 se creó en Buenos Aires la Fundación Esteban Lisa por iniciativa de tres discípulos y herederos del artista: Isaac Zylberberg, Horacio Bestani y Francisco Pellegrin.