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La fotografía “pintada” de Richard Learoyd

La muestra plantea un recorrido más temático que cronológico, combinando paisajes, retratos y naturalezas muertas. También se incluye uno de sus paisajes realizados en Lanzarote, resultado de un encargo de Fundación MAPFRE y que se incorpora a su Colección de Fotografía, que ya cuenta con otras dos obras del artista.

Como apunta Sandra S. Phillips, comisaria de la muestra y conservadora emérita de fotografía en el San Francisco Museum of Modern Art, la muestra permite disfrutar de Learoyd en el punto álgido de su trayectoria. Una obra que, para Nadia Arroyo, directora del Área de Cultura de Fundación MAPFRE, “hunde sus raíces en el pasado y tiene múltiples referencias a la historia de la pintura, tanto por los temas como por la técnica”.

Sus obras consisten, principalmente, en retratos de modelos vestidos o desnudos hechos en su estudio, pero también ha abordado otros temas: animales, paisajes o espejos oscuros. Todos ellos reciben la misma atención seria y tierna. Muchos de los animales ya no están vivos, están envueltos en alambres o tensados mediante hilos para ser examinados. No son el material de un bodegón habitual. Se trata de experimentos, con frecuencia juguetones y prolongados con objetos ordinarios y a menudo poco comunes.

Los espejos son quizá lo más abstracto: parecen constelaciones del espacio exterior profundo. Recientemente ha realizado fotografías a gran escala en blanco y negro, e incluso ha llevado su enorme cámara al exterior para fotografiar paisajes y viejos edificios que encuentra en pequeñas ciudades de Europa del Este. En algunos casos regresa al mismo lugar para fotografiarlo en diferentes estaciones del año.

Claves

Cámara Oscura. Learoyd lleva aproximadamente veinte años realizando fotografías con su cámara oscura: una gran cámara de estudio de diseño propio basada en antiguos principios ópticos. Gracias a este instrumento sus retratos a color en gran escala no parecen fotografías. Tanto su forma de hacerlas como la de observarlas requiere una manera de mirar más detenida y atenta.

Obras únicas. Una de las características más relevantes de sus fotografías en color es que se trata de obras únicas. Tras componer la imagen coloca en la parte posterior de la cámara una hoja de papel fotográfico del tamaño de su máquina que se impresiona directamente al tomar la imagen. Tras un delicado proceso de revelado, el resultado es una sola copia. A pesar de su complejidad, esta tecnología le permite realizar obras muy características que poseen una calidad insólita de luz y de color.

Fotografía y pintura. Tanto por su carácter único, como por los temas tratados, la referencia a la historia de la pintura en su obra es constante. Además de fijarse en los grandes artistas del Renacimiento ha estudiado a pintores del siglo XIX como Ingres, un retratista especialmente elegante. Ingres también fue un gran maestro del desnudo y algunos de los cuadros que creó resuenan en las imágenes de figuras del fotógrafo. También la fotógrafa victoriana Julia Margaret Cameron es un referente singular para Learoyd.

Retratos, bodegones y paisajes. Otra conexión directa entre pintura y fotografía en su producción son los temas que aborda y abarca. Aunque comenzó como un fotógrafo de paisajes que hacía fotografías clásicas en blanco y negro, su trayectoria se ha dirigido principalmente a los retratos. Las personas que se ven en sus fotografías parecen muy contemporáneas, como si se hubieran sentado ahí hace un momento y estuviesen esperando a que acabe de ajustar su curiosa y voluminosa cámara. Sin embargo, estas figuras también poseen una cualidad atemporal que recuerda al arte del pasado. Learoyd ha repensado la naturaleza muerta dando especial énfasis al significado del término: vidas que han sido detenidas.