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La vigencia de Altamira

Comisariado por Alfonso de la Torre y con la dirección artística de Juan Carlos Moya, este proyecto nace en el marco conceptual de las pinturas prehistóricas de Altamira. Los artistas seleccionados comparten líneas discursivas —el uso del espacio público o los soportes arquitectónicos— y lenguajes como la pintura y el dibujo para mostrar las relaciones que existen entre los nuevos espacios que habitamos (internet, las redes sociales y las grandes ciudades) y el arte paleolítico.

«Las cuevas prehistóricas son el lugar donde el ser humano se comunicó por primera vez con sus semejantes a través del lenguaje universal que representa el arte —destaca De la Torre—; y artistas como Picasso, Miró, Tàpies, Chillida, Oteiza o Palazuelo ya miraron hacia aquellos misteriosos primeros creadores». Es por ello que With Hands Signs Grow se propone demostrar su vigencia al vincularlo con la contemporaneidad.

Tomando como punto de partida la célebre cavidad, cada artista se ha centrado en una estancia del Palazzo Donà, espacio expositivo de Signum Foundation [1]. Tras meses de trabajo en sus respectivos estudios, las propuestas instalativas se materializarán ahora en las paredes, suelos y ventanas de esta edificación del siglo XIV. Para el comisario, estas intervenciones suponen un «conjunto de microrrelatos desde el territorio personal de cada artista, en un territorio público e inexpugnado por su carga histórica».

Los protagonistas

Ruth Gómez [2] (Valladolid, 1976) ha desarrollado Caves | Cuevas, un conjunto mural de grandes dimensiones que, a modo de estudio y tomando como referencia la síntesis y abstracción de las imágenes paleolíticas, se adentra en el proceso creativo más primitivo y puro. Se propone plasmar lo que fue importante para nuestros antepasados: la Madre Tierra, los animales y conceptos como la fertilidad y la espiritualidad. Se sirve para ello de materiales como pigmentos minerales y naturales, tinta china hecha con hollín, resina, carbón, grafito, yeso o arcilla, que utiliza con pinceles e, incluso, con sus propias manos sobre papeles de algodón. Combina esta técnica con imágenes adhesivas para crear un mural de imágenes, apoyadas tanto en la realidad como en la ficción.

Nuria Mora [3] (Madrid, 1974) propone en XYZ-Transcending Physical Limits una pieza bidimensional compuesta por distintos lienzos que se despliegan en los ejes x, y, z y simulan la forma en que, poco a poco, se fue descubriendo la cueva. A partir de una pieza inicial sin desplegar –en formato cuadrado y con lienzos de lino– la obra se abre a modo de políptico en varias fases, pasando de los colores negro, ocre y rojo (utilizados en Altamira) a la paleta de la artista. Ese despliegue utiliza el color como excusa para hablar de la evolución del hombre, mientras que el propio espacio tridimensional creado emula la importancia de Altamira como lugar de reunión.

Daniel Muñoz [4] (Moraleja, Cáceres, 1980) plantea en Drag image una serie de cuestiones en torno a la imagen como elemento de construcción del espacio social, donde destaca diferentes sustratos históricos que evidencian la importancia del dibujo mural como el primer lenguaje edificador de la humanidad. De esta forma pretende poner de manifiesto que, desde el paleolítico, la conjunción de dibujo y arquitectura han estado vinculados a la cohesión social y a la cimentación del pensamiento común.

Sixe Paredes [5] (Barcelona, 1975) propone un doble trabajo en el palazzo. Por un lado, Paleolithic futurism, una propuesta muralista que parte del instante en el cual los antiguos maestros del paleolítico fueron invocados por las formas de las cavidades de las cuevas. La serie de pinturas habla de trabajos reflexivos, hipnóticos y profundos, evocando un lenguaje que se refiere a las diferentes dimensiones y direcciones en el espacio. Por otro, el artista presenta un importante ensamblaje telar construido para la ocasión.

Itinerante

Además de las cuatro intervenciones, la muestra se completará con una proyección y una obra múltiple en el vestíbulo interior del palazzo que incluye piezas de los cuatro artistas y un gran assemblage de imágenes que evoca la cueva de Altamira y que han sido facilitadas por su museo. Esta institución también ha facilitado una obra fílmica, Altamira, la cueva original, y el fondo sonoro que se puede escuchar en la proximidad al pozo y que pertenece al interior de la cueva.

With Hands Signs Grow ha sido desarrollada por la Fundación Odalys y Signum Foundation, con el apoyo del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. El proyecto nace con carácter itinerante y será acogido por entidades como el mencionado Museo, dando protagonismo en cada lugar de exhibición a artistas locales.