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Los trabajos y los días de Alfons Borrell

Comisariada por Oriol Vilapuig, la muestra se ha organizado a partir de una aproximación no cronológica que adopta la forma y la metodología de ensayo, en siete ámbitos de estudio que permiten nuevas lecturas y confrontaciones y que remiten a ciertas actitudes y posiciones del autor hacia el arte como experiencia de vida. Estos ámbitos manifiestan la imposibilidad de entender la obra como proceso cerrado, estático y concluyente.

Los trabajos y los días comienza con un Preludio en el que se contextualiza la pintura de Borrell, que ofrece al espectador formas de experimentación más que códigos de interpretación. La selección de trabajos de este ámbito permite diferenciar dos características inseparables: la constancia y la intensidad. Estos dos conceptos quedan recogidos en el título de la exposición, que hace referencia a la obra del poeta griego Hesíodo.

Alfons Borrell. Exposición 'Los trabajos y los días'. [1]

Alfons Borrell. Exposición Los trabajos y los días.

La segunda sección que se encuentra el visitante es La revuelta oblicua. En ella se traslada al inicio de los años 60, en plena dictadura franquista, cuando confluyen en la ciudad de Sabadell una serie de inquietudes y actitudes en la práctica del arte que desencadena un gesto efímero de revuelta denominado Gallot, del que Borrell formó parte y por el que pasó de forma oblicua. Esta etapa se define a través de dos puntos: la obra abstracta de los años 50 y la posterior, que se consolida como lenguaje propio a mediados de los años 60.

En constante transformación

El espectador se va a encontrar a continuación con Apertura y desbordamiento, un ámbito que reúne trabajos donde se muestra una actitud característica de toda su obra, como un movimiento de apertura hacia la naturaleza que funciona como fuerza dinámica en constante transformación. Este movimiento se confronta con el de contracción y repliegue de las obras, en un constante movimiento de apertura y cierre, de deseo y temor. Se recupera la película Aigua fosca (Agua oscura) que Borrell realizó en 1964.

En cuarto lugar, La acción contenida agrupa obras que muestran cómo la creación de un espacio de orden y contención dentro de un lenguaje que se repliega hace visibles los propios límites. La experimentación de los límites supone el quinto ámbito que recoge obras de hacia finales de la década de los 70 y posteriormente, en las que aparece de forma reiterada la voluntad de acotar y limitar un espacio a partir de una forma cuadrada o más bien rectangular.

El color para Borrell es un agente invasor que está íntimamente relacionado con una experiencia de luz. Esto se puede ver en el sexto ámbito, El color como sujeto. Finalmente, la exposición concluye con el apartado Reiteración y variaciones, dedicado a una práctica que se ha manifestado de una manera constante y significativa en la obra del artista catalán.