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Mirada contemporánea al paisaje

“El paisaje fue uno de los géneros más desarrollados desde los inicios de la fotografía ya que, por primera vez, permitió mostrar con precisión lugares inaccesibles, satisfaciendo así nuestra innata curiosidad por lo desconocido”, recuerda Pepe Font, director de Foto Colectania y comisario de esta exposición. Los herederos de aquellos fotógrafos aventureros no pretenden hoy día acercarnos a parajes desconocidos, sino mostrarnos de un modo diferente el paisaje y los espacios cotidianos con sus miradas contemporáneas.

Los trabajos de los cuatro fotógrafos que reúne esta exposición son una pequeña selección de sus trayectorias, en las que han profundizado en este género desde ópticas muy diferentes: Juan Manuel Castro Prieto (Madrid, 1958) recorrió Perú durante muchos años y nos sumerge en esta sociedad con una mirada serena y analítica, Humberto Rivas (Buenos Aires, 1937 – Barcelona, 2009) no necesita alejarse de su entorno más cercano y con sus pacientes tomas nos inunda de melancolía, José Guerrero (Granada, 1979) desarrolla en el porfolio Támesis el difícil ejercicio de concisión y misterio que requieren los relatos cortos y Luis Vioque (Madrid, 1966) juega con los recursos técnicos y la ironía para transmitir la extraña sensación de irrealidad de sus paisajes.

Los autores

Juan Manuel Castro Prieto. Su relación con la fotografía comienza en 1977 y, tras años de práctica, en los años 80 abre su famoso laboratorio fotográfico en Madrid. En 1990 viaja a Cuzco (Perú) para positivar las placas fotográficas del maestro peruano Martin Chambi. De su experiencia en este país surgirá el libro Perú, viaje al sol, que fue acompañado por una exposición presentada en varias ciudades de España y Europa. Castro Prieto destaca como fotógrafo de los horizontes lejanos, entre la voluntad narrativa de quien quiere contar lo que sucede al otro lado del visor y la búsqueda de una plástica que refleje su perfil más mágico, onírico, alucinado, irreal o fantasmagórico. Justamente este año, Castro Prieto acaba de recibir el Premio Nacional de Fotografía.

José Guerrero. Su planteamiento fotográfico se centra en dar forma a través su cámara a la memoria y al olvido. Autodenominado como paisajista, su fotografía no se concentra en la idea del paso del tiempo, sino en sus consecuencias. La alteración que produce ese discurrir, y la alteración que producimos nosotros sobre estos paisajes, es lo que resaltan unas imágenes cargadas de pasado y de horizonte. “Me interesa el paisaje en sí, pero también cómo lo interpretamos, reinterpretamos, entendemos. El paisaje es donde vivimos; qué pasa en ese entorno cuando están los humanos o no; qué ocurre si está dominado por la naturaleza o lo urbano. Porque el ser humano siempre está aunque no esté, aunque sea en el encuadre”, afirma.

Humberto Rivas. Premio Nacional de Fotografía del año 1998, vivió en Barcelona desde 1976, tras huir del golpe militar de 1976 en Argentina. Complementó siempre su actividad artística con la de profesor de fotografía en diferentes escuelas y universidades españolas. Su obra fotográfica es un paradigma de la sobriedad y sencillez, que se muestra claramente tanto en sus series de retratos como en sus paisajes. En estos últimos, sobre todo en los urbanos, Rivas enuncia una poética intensa del paso del tiempo y del tratamiento de la luz que, sumado a la precisión técnica, da como resultado unas imágenes muy propias que hacen de este autor un arquitecto de imágenes.

Luis Vioque. Especializado en la fotografía de paisaje, su estilo empezó a formarse a raíz de un viaje a Lisboa en 1992. Desde entonces, su cámara ha retratado las llanuras de Castilla, las orillas del Mediterráneo, Menorca, el norte asturiano, la costa portuguesa o la reserva natural de las Dunas de Maspalomas, en Gran Canaria. En su camino fotográfico se dio cuenta que trabajaba siempre con la línea del horizonte, con lo cual el formato panorámico encajaba perfectamente: le sobraba una parte por arriba y una por abajo. Empezó a trabajar con los negativos que tenía y vio que justamente a eso se ajustaba su imagen visual. Durante mucho tiempo tomaba las fotografías pensando en el formato final panorámico para recortarlas después; más adelante consiguió una cámara panorámica para poder obtener el resultado deseado.