Entre las obras expuestas, la mitad de las que atesora el Museo de este artista, destaca la espectacular Paisaje del Pardo al disiparse la niebla (1866), recientemente restaurada, considerada su paisaje más destacado. Este gran lienzo, que le valió una medalla en la Exposición Nacional de 1866, se caracteriza por una pincelada suelta que recuerda a Velázquez y una atmósfera captada con gran sensibilidad. Además, se exhiben otros paisajes como Recuerdos de Granada (1881) y Vista de Granada y Sierra Nevada (h. 1915), que muestran su enfoque subjetivo y evocador, donde la imaginación se fusiona con la realidad.

‘Paisaje del Pardo al disiparse la niebla’. Muñoz Degrain, Antonio 1866. Óleo sobre lienzo, 200 x 300 cm. Madrid, Museo Nacional del Prado. Adquirido en 1867.
La muestra también recupera su faceta como pintor de historia y temas literarios. El estudio preparatorio a lápiz para Los amantes de Teruel, su obra más conocida –expuesta en la cercana sala 75–, permite conocer su proceso creativo. En Antes de la boda, la representación de Isabel de Segura refleja la influencia veneciana en el uso del color y la pincelada suelta. Obras como Los escuchas marroquíes (1879), Jesús en el Tiberíades (1909) y Rincón de un patio toledano (1904) evidencian la versatilidad del artista y su constante búsqueda de nuevos lenguajes pictóricos.
Junto a las pinturas, la muestra incluye el discurso de ingreso de Muñoz Degrain en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1899, donde defendió “la sinceridad en el arte” como rasgo esencial de la creación artística. La obra Interior del estudio de Muñoz Degrain en Valencia, de su amigo Francisco Domingo Marqués, añade además un valioso testimonio de la vida artística y de la importancia del cuadro en la Valencia del XIX. También se exhibe un dibujo donado a las colecciones y una fotografía del retrato escultórico realizado por Miguel Blay, que subraya el reconocimiento y prestigio del pintor en su época.
Comisariada por Javier Barón, jefe de colección de Pintura del siglo XIX, esta exposición forma parte del programa del Prado para dar a conocer sus colecciones del siglo XIX, las más extensas, mediante pequeñas muestras monográficas que desde 2009 han presentado a artistas como Joaquín Sorolla, Federico de Madrazo o Eduardo Rosales, entre otros. Esta iniciativa permite mostrar artistas, técnicas y contextos y profundizar en la riqueza de esta fecunda etapa artística.














