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Retratos salvajes de Fran Martí

Sus fotografías retratan elefantes, rinocerontes, guepardos, leopardos, perros salvajes africanos, jirafas, babuinos, facóqueros, gibones, ñus, cebras, antílopes, leones, búfalos de agua, hipopótamos, flamencos, lobos marinos, hienas y cocodrilos de agua salada, entre otros.

“A la hora de fotografiar la fauna africana no sólo cuenta conocer bien la técnica. Los verdaderos fotógrafos de la naturaleza estudian concienzudamente cada especie que fotografían. En general, un fotógrafo de naturaleza es además un naturalista convencido y por ello jamás sacrificaría el bienestar de los animales sólo por obtener la foto soñada”, explica Martí.

Para el fotógrafo, la mejor forma de ver animales salvajes es dejar que se acerquen. El oído es el sentido que más utiliza cuando pretende encontrar fauna. Aprendió a educarlo para captar cualquier indicio de que la especie que busca está cerca: ramas que crujen, llamadas… Por eso, su consejo es fotografiar con los ojos bien abiertos, “captar ese momento que dará la fotografía buscada es un proceso muy rápido de modo que si abrimos los ojos podemos anticipar alguna escena inminente”.

Fran Martí está involucrado en proyectos de cooperación y el 10% de las ventas de su obra se dedicará a la ampliación del Hospital de Jarren en Gambia.

Máscaras zoomorfas

Paralelamente a la muestra Animal, Out of Africa presenta una colección de máscaras zoomorfas que han bailado durante las fiestas rituales tradicionales de las etnias bobo y gurunsi (Burkina Faso), recién traídas del último viaje a este país de la directora de la galería, Sorella Acosta.

Las auténticas máscaras no son trozos de madera más o menos decorativos, sino símbolos religiosos con una función reguladora en la vida del poblado. Generalmente se utilizan en ritos agrarios, funerarios, festivos e iniciáticos, en los que cada miembro varón debe participar para ser admitido en la comunidad con pleno derecho.

En los ritos funerarios, la máscara capta la fuerza vital que se escapa de un ser cuando muere y la controla, evitando que dañe a la colectividad y distribuyéndola en beneficio de todos.