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Conmovedor (y optimista) réquiem alemán

Esta gran obra musical, posiblemente la más admirada de Brahms, cuenta con la interpretación en directo del Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real, junto a la soprano Adela Zaharia y el barítono Richard Šveda, todos ellos bajo la dirección musical del maestro Marc Piollet y la colaboración de Andrés Máspero en la dirección del coro.

Estrenada en Bremen en su primera versión en 1868, Brahms se aleja en su composición del punto de vista estrictamente religioso, oscuro y opresivo, para convertir Un réquiem alemán en una meditación, a través de los textos bíblicos, sobre la vida y la muerte, la compasión y la esperanza, cargada de una poderosa humanidad que trasciende lo divino y sirve de punto de partida a la creación de la coreografía.

Con una gran inquietud musical, Martin Schläpfer crea una coreografía de profunda carga psicológica. A través de la obra de Brahms se lanza a una búsqueda de las últimas cuestiones de la existencia humana, sabiendo que no puede haber respuesta. El cuerpo, unido al espíritu y el alma, la búsqueda de lo divino en la naturaleza humana, el hombre como parte del colectivo y, a la vez, individual forman el discurso de su propuesta.

Desafío lleno de emotividad

La intensidad que transmite la partitura de Brahms se vuelve en el trabajo de  Schläpfer optimismo y esperanza. Así se alternan momentos coreográficos de conjunto, con casi toda la compañía en escena, con pas de deux,  solos y conjuntos más pequeños, saltando de la expression convulsa y a veces deseperada al lirismo ligero, casi etéreo de la expresion física de los bailarines. El resultado, una coreografía conmovedora.

Los 45 bailarines que ocupan el escenario se encargan de transformar la entrega y la gravedad que el autor romántico plasmó en el papel en un trabajo coreográfico donde los textos bíblicos y las notas que dan forma al oratorio se hacen movimiento. Un desafío artístico lleno de emotividad, donde el espectador –lejos de sumergirse en el oscurantismo del réquiem católico– viaja hasta un estado de ánimo de optimismo y humanidad que se refleja en las carreras y los pasos de las figuras sobre el escenario. Pasos que alternan la suavidad y la calma con la velocidad y la trepidación, la lentitud con la celeridad.

Schläpfer, director artístico del Ballet de Rin desde 2009, ha sido capaz de llevar a cabo una importante trasformación en la compañía, en la que ha sabido condensar su propio estilo con una estética de ballet contemporáneo de marcado carácter de expresión individual, convirtiéndola, en los últimos años, en una de las formaciones de referencia en Europa, cosechando numerosos premios y reconocimientos, uno de los últimos, el premio de teatro alemán Der Faust 2012 por precisamente Un réquiem alemán.

Martin Schläpfer ha contado con la colaboración de Florian Etti en la escenografía, de Catherine Voeffray en los figurines y de Volker Weinhart en la iluminación.

Se ofrecerán cuatro representaciones: viernes 12 a las 20.00 h, el sábado 14 en dos sesiones, a las 18.00 y a las 21.30 h, y el domingo 15 a las 18.00 h.

Ein deutsches Requiem

La muerte de su gran amigo Robert Schumann y la de su madre después llevan a Brahms a la composición de Ein deutsches Requiem, del que se conmemoran ahora sus 150 años. Una conmovedora partitura que, a través de textos bíblicos, reflexiona sobre la vida y la muerte, sobre la idea de Dios, pero alejado de la tradicional idea opresiva del réquiem católico –que atraviesa un camino de culpa, miedo y castigo para llegar a la redención– planteando una reflexión más humana, asentada en la misericordia y la esperanza, más cercano a las tesis luteranas.

Es el coro el gran protagonista musical de esta partitura, donde tienen también destacada presencia las voces solistas de la soprano Adela Zaharia y del barítono Richard Šveda. El Coro Titular del Teatro Real, dirigido por Andrés Máspero y considerado uno de los mejores de Europa, se colocará en este ocasión en el foso, junto a la Orquesta Titular del Teatro Real y los solistas, bajo la dirección musical del maestro Marc Piollet, buen conocedor de ambas formaciones a las que ha dirigido en  Don Quichotte, C(h)oeurs, L’elisir d’amore, Tristan und Isolde y, la temporada pasada, Carmen.