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La huella indeleble de Zaragüeta

Comisariada por Javier Pérez de Zabalza Vidaurre, la muestra sumerge al visitante en el desconocido universo del que puede considerarse, por tanto, el primer ilustrador navarro. El conocimiento acerca de su trayectoria era, hasta el momento, muy reducido. Apenas contaba con referencias bibliográficas, y la escasa información disponible era también imprecisa, cuando no directamente incorrecta. Ahora, cuando se cumplen 45 años de su fallecimiento, esta exposición aspira a corregir atribuciones erróneas, dar a conocer debidamente a Zaragüeta y reclamar su inclusión en la nómina de los artistas navarros contemporáneos, ampliando el canon para abrirlo aún más a la disciplina de la ilustración.

Zaragüeta marchó en 1941 a Madrid, donde trabajó en prensa y en revistas de muy diverso signo, como Chicos, Meridiano o Trismundi, así como en editoriales, entre ellas Aguilar o GILSA. En 1956 se instaló en Perú, donde trabajaría durante varios años antes de regresar de nuevo a Madrid y, más tarde, instalarse de manera definitiva en su Pamplona natal, donde continuó trabajando hasta su fallecimiento en 1980.

«Hasta el momento, la obra de Zaragüeta no se había exhibido en museos, pero decoró, en forma de carteles, las calles de todo el país; jamás pintó retratos, pero sí hizo caricaturas, y en lugar de grandes obras literarias dibujó cuentos infantiles», destaca el comisario de la muestra. «Si en alguna ocasión ilustró los puntales de nuestra literatura fue en versiones abreviadas y adaptadas a primeros lectores. Y cuando sus creaciones acompañaron la prosa de plumas insignes lo hizo en revistas populares, de consumo rápido. Efectivamente, según los estándares de antaño –y no tanto–, la trayectoria de Zaragüeta estaba lejos de toda consideración artística, y, sin embargo, contribuyó a determinar el imaginario colectivo de un país, el de la posguerra, muy necesitado de estímulos visuales. Sus ilustraciones forman parte de la educación visual de varias generaciones; y por extensión de nuestro patrimonio gráfico».


El título de la exposición, en la que se presentan más de un centenar de piezas, hace referencia a la escasa consideración que históricamente ha merecido la práctica de la ilustración. Para muchos críticos y artistas —de entonces y aún de hoy—, Zaragüeta probablemente no fuera otra cosa que un “pintamonas”. Un término despectivo, aunque no del todo inapropiado, pues su etimología remite al coloquialismo mono, muy extendido durante el siglo XIX y hasta bien entrado el XX, para referirse a cualquier dibujo realizado, con más o menos pericia, pero sin aparente vocación artística, para acompañar un texto o con voluntad humorística: ilustraciones, viñetas, historietas, caricaturas, etc.

Pese a haber creado sin pretensión ni ínfula alguna de trascendencia, con su trabajo, Zaragüeta terminó dejando una huella indeleble en el imaginario popular de la España de posguerra e incluso de Latinoamérica.

Javier Pérez de Zabalza Vidaurre (Pamplona, 1982), comisario de este proyecto expositivo, es licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Navarra. Ha colaborado con diversas editoriales y publicaciones; desde 2017 ejerce como director del Salón del Cómic de Navarra y en 2019 fue comisario de la exposición IMAGINARIOS. Panorama de la ilustración en Navarra. Ha sido beneficiario de las ayudas a la investigación y creación artística y cultural del Programa Innova 2023, impulsado por Fundación Caja Navarra y Fundación “La Caixa”, para su proyecto de investigación sobre Zaragüeta.


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Versatilidad gráfica

El itinerario expositivo trata de respetar la cronología vital del artista, aunque sin ceñirse a ella de manera estricta. Antes que priorizar el aspecto biográfico, se ha pretendido dar a conocer los diferentes ámbitos de la ilustración, ofreciendo al público un recorrido por las distintas facetas de Zaragüeta y dejando constancia de su versatilidad gráfica.

Dejando a un lado las aplicaciones técnicas del dibujo (topografía y delineación, cartografía, dibujo técnico, dibujo lineal, diseño industrial o de moda…), Mariano Zaragüeta cultivó prácticamente todas sus vertientes creativas o artísticas. Todas ellas se muestran en Pamplona: caricatura e ilustración en prensa, tebeos o historietas, cartelismo e ilustración para revistas y libros, entre los que se incluyen obras de literatura y otras muchas de carácter educativo e infantil.

La exposición cuenta además con materiales originales del artista, como dibujos con anotaciones e indicaciones para su maquetación e impresión, así como creaciones que jamás vieron la luz, como un manuscrito inédito del libro Patita en la Argentina, de la autora Elena Fortún (con más de un centenar de ilustraciones que nunca llegaron a imprimirse), el álbum de dibujos de Boris Bureba (con dedicatorias ilustradas por los principales dibujantes españoles del momento) o la serie de ilustraciones sanfermineras que el ilustrador realizó en sus últimos años con la intención de llevar a cabo su primera exposición.

Estos originales, junto con los bocetos para carteles de San Fermín, forman parte de la muestra gracias a la colaboración de la familia Zaragüeta, la familia Bureba, el Ayuntamiento de Pamplona / Iruña, la Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina y la Biblioteca de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). También han realizado préstamos la biblioteca del Seminario Conciliar de Pamplona y el Museo Etnológico de Navarra Julio Caro Baroja.