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MAPFRE en 2018, lo mejor de la pintura y la fotografía

La primera muestra será la retrospectiva de Ed van der Elsken [1] (1925-1990), una figura única en la fotografía y el cine documental de los Países Bajos. Su trabajo experimental, expresivo y socialmente comprometido capta el estado de ánimo de las cuatro décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Podrá visitarse a partir del 25 de enero en la madrileña Sala Bárbara de Braganza.

La sala del Paseo de Recoletos será el lugar donde se presente la exposición Derain, Balthus, Giacometti. Una amistad entre artistas [2], que abrirá sus puertas a partir del 1 de febrero. La muestra explorará por primera vez la relación entre estos autores a través de una selección de más de 200 obras centradas en el periodo comprendido entre los años veinte y sesenta. El fuerte deseo de modernidad, la admiración por la tradición artística, el interés común por el arte de las civilizaciones primitivas, la participación en las artes escenográficas y la representación del mundo onírico serán algunos de los ejes de esta muestra.

En Barcelona, Fundación MAPFRE presentará el 19 de febrero en la Casa Garriga Nogués la fotografía de Brassaï (1899-1984), un miembro clave del grupo de fotógrafos europeos y estadounidenses que a lo largo del siglo XX lograron enriquecer el potencial de la fotografía como forma artística. El tema principal de su obra fue París, protagonista de algunas de sus imágenes más significativas y reconocidas. Captó instantes esenciales de la ciudad, especialmente de su vitalidad nocturna, en una clara expresión de la poderosa dimensión artística de su mirada. La capacidad evocadora de sus imágenes alcanzó un reconocimiento que se extendió desde los círculos de la fotografía artística hasta la industria turística y los circuitos fotográficos comerciales.

A partir del 31 de mayo, la Sala Recoletos acogerá la muestra de Brassaï. Y en Barcelona, en el mes de junio, la obra del japonés Shomei Tomatsu. La fotografía de Tomatsu (1930-2012) explora con su aguda y sutil mirada más de seis décadas de la vida y la historia de Japón. El proyecto, que cuenta con alrededor de 180 fotografías procedentes de distintas instituciones y colecciones privadas japonesas, recorre tanto cronológica como temáticamente una intensa trayectoria creativa para indagar en la transformación social del país nipón.

Cierre a lo grande

Para finalizar 2018 se presentarán dos exposiciones en Madrid y una en Barcelona. En la Sala Bárbara de Braganza, a partir del 20 de septiembre, podrá verse la muestra del fotógrafo argentino Humberto Rivas (1937-2009). El artista, que desarrolló la mayor parte de su actividad fotográfica en España, muestra en sus instantáneas una pasión por dos géneros: el retrato y el paisaje, destacando de ellos las profundas marcas que el paso del tiempo deja sobre los rostros, los cuerpos, los espacios y los objetos de manera inexorable.

También en Madrid, como última exposición del 2018, se abrirá la muestra Redescubriendo el Mediterráneo, una exposición que propone explorar los múltiples motivos que llevan a artistas franceses y españoles a admirar este mar. El fin es captar los itinerarios, las distintas experiencias, la concepción del arte frente a este litoral, cuna de la cultura clásica, bajo un sol y una luz que les fascina.

Para Van Gogh, Cézanne, Renoir, Signac, Matisse, Bonnard y Picasso la atmósfera y la belleza de los paisajes que allí descubrieron fueron una auténtica revelación con la que iniciar un nuevo viaje. Para Sorolla y Pinazo la pintura al aire libre y los temas de playa serán un referente en su pintura. Mientras que en Cataluña nos encontramos con un Mediterráneo más conceptualizado según el estereotipo de la zona. En la Sala Recoletos, en Madrid, a partir del 27 de septiembre.

En Barcelona, en la Casa Garriga Nogués, a partir del 11 de octubre, se expondrá la muestra Picasso – Picabia. Historia de la pintura, que pretende relacionar a dos artistas determinantes de las vanguardias. Para ello se hará un recorrido desde la aparición del cubismo, el dadaísmo, el “clasicismo monstruoso” de finales de los años veinte, el periodo sombrío de la Segunda Guerra Mundial, hasta finalizar con una selección de sus últimos lienzos: Picasso vuelve a la figura humana y Picabia reduce el acto de pintar a frágiles monocromos salpicados de puntos. En total serán más de un centenar de obras (pinturas y artes gráficas) y documentos de archivo (revistas, cartas y fotografías), confrontados en una exposición para indagar los vínculos reales o imaginarios entre ambos.