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Las láminas de Goya ya lucen tal y como fueron grabadas

El destino ha querido que esta presentación haya coincidido con el fallecimiento de Juan Carrete Parrondo, el mayor experto de la estampa en España, maestro de varias generaciones de especialistas en la historia del grabado, quien dirigió e impulsó la Calcografía hasta convertirla en uno de los centros más destacados en el estudio, conservación y divulgación del arte gráfico. Además, Carrete investigó y dio a conocer las vicisitudes de las planchas de Goya y creó en 1990 el Gabinete Goya [1], reivindicando su valor como patrimonio universal.

Las matrices de Goya tuvieron varias ediciones estampadas en los talleres de la Calcografía Nacional, pero en diferentes momentos y con el fin de endurecerlas para prolongar su vida útil, recibieron un baño de acero, de cromo o de níquel. Sin embargo, con el paso del tiempo se observó que los baños galvánicos que recubrían las planchas de cobre presentaban pérdidas de su cobertura metálica. Favorecido por la humedad ambiental se ha producido un lento proceso de deterioro que, en algunos casos, ha comenzado a dañar el cobre original. Para evitar esta situación se iniciaron los estudios y trabajos que ahora se han presentado.

Este proyecto de recuperación, dirigido por el académico Juan Bordes, se ha desarrollado con la asesoría científica de Lucia Ghedin, conservadora de matrices en el Istituto Nazionale per la Grafica de Roma [2], y para los análisis complementarios se ha contado con la colaboración del servicio de Restauración del Museo del Prado y del Servicio de Conservación, Restauración y Estudios Científicos del Patrimonio Arqueológico (SECYR) [3] de la Universidad Autónoma de Madrid.

Corrosión

El objetivo ha sido detener el deterioro observado en los últimos años. Una corrosión provocada por la formación del “efecto pila” entre el cobre de la matriz y las capas metálicas superpuestas, lo que se produce de forma natural favorecido por la humedad. Este efecto es más pronunciado en los acerados y niquelados, mientras que por el momento son más estables los recubrimientos de cromo.

En julio de 2021 se celebró en Madrid una jornada científica sobre este proyecto de restauración en la que participaron especialistas españoles e italianos, partiendo de la experiencia adquirida por el mencionado Istituto romano en la restauración de las matrices de las series grabadas por J.B. Piranesi que conserva esta institución. De las deliberaciones de esa jornada se desprendió la conveniencia de la restauración de las matrices de Goya, lo que además permite ahora contemplarlas tal y como fueron originalmente grabadas.

El 2 de enero de 2023 se iniciaron los procesos sobre la colección de 80 planchas de los Caprichos. Antes, las obras fueron analizadas por Laura Alba, restauradora del Prado, mediante un equipo de fluorescencia de RX, con el objetivo de determinar los elementos que componían las capas metálicas de los recubrimientos.

La restauradora Silvia Viana ha sido la encargada de ejecutar y poner en práctica el método refrendado por Lucia Ghedin durante más de diez años de práctica. La conservadora italiana transmitió su procedimiento durante una semana de instrucciones impartidas en el laboratorio de la Academia, actuando sobre las primeras matrices. Para estas demostraciones se comenzó por las dos planchas que presentaban mayores daños.

El proceso inicial consistió en documentar los depósitos de las superficies mediante un microscopio digital con aumento de 50X/ a 1000X, con lo que se generó documentación gráfica en la que se observan los depósitos de tintas, barnices y capas de protección y focos de alteración de los metales, tanto de la plancha de cobre como de los diferentes recubrimientos.

Antes del tratamiento de desacerado se eliminaron los elementos depositados en las superficies como barnices protectores y tintas antiguas cristalizadas. Una vez eliminadas las capas electrolíticas se realizó un tratamiento de inhibición del cobre y la protección de las planchas con un barniz reversible y estable.

Antes de iniciarse el proceso y una vez finalizado, las planchas fueron fotografiadas con un escáner de alta definición. También se realizaron fotografías macroscópicas de lesiones y detalles que ayudan a documentar para la ciencia los trabajos de conservación.

Según el informe presentado por Silvia Viana, el tratamiento de cada plancha exige de una duración diferente, ya que depende del espesor de los recubrimientos y el desgaste de los mismos. Se distinguen dos tipos de acerado, en el primero se observa la utilización de una ventosa circular para soportar la matriz durante el proceso galvánico y que, por el gran espesor de su protección, presenta una reacción muy lenta a las soluciones. El segundo tipo se distingue por la aplicación de soldadura de estaño para la sujeción de las planchas durante el proceso electrolítico. Este tipo es el que realizó Federico Navarrete en 1872 y su disolución es más rápida.

Durante el proceso se han tomado muestras de los baños utilizados para la eliminación de los recubrimientos para ser analizadas en los laboratorios SECYR. El objetivo de estos análisis ha sido conocer con exactitud el proceso químico que explica cómo se produce la eliminación de las protecciones de las matrices. Con estos datos, y a petición de Lucia Ghedin, se ha complementado el proceso definido durante su larga experimentación en Roma.

La colección

En el importante conjunto de matrices conservado por la Calcografía, que reconstruye la historia del grabado español, destacan las 228 planchas grabadas al aguafuerte por Francisco de Goya, que se han incorporado a la institución en diferentes etapas y que, sin duda, constituyen una de las cumbres del grabado universal.

Las primeras fueron compradas directamente al artista en la última década del siglo XVIII, y son las 13 planchas de las Pinturas de Velázquez, junto con las matrices del Agarrotado y San Francisco de Paula. Años más tarde, en 1803, ingresaron por Real Orden los 80 cobres de la serie los Caprichos, cedidos por Goya a Carlos IV a cambio de una pensión a favor de su hijo.

Patrimonio universal

El Gabinete Francisco de Goya de la Calcografía Nacional muestra una selección de matrices realizadas por el artista, desde sus primeros contactos con el mundo del grabado, copiando las obras que de Velázquez se conservaban en el Palacio Real o sus primeros grabados de invención (El agarrotado y San Francisco de Paula), hasta las planchas correspondientes a sus cuatro series: Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates. Todas ellas son un alegato a favor de la libertad de creación, huyendo de convencionalismos y reglas.

La espectacular sala permite al público conocer esta faceta de Goya no sólo mostrando las planchas grabadas de sus series, sino también una reproducción digital de sus estampas, lo que permite acercarse a las creaciones del maestro desde dos percepciones distintas y complementarias.

Las siguientes series llegaron bastantes años después, ya que no fue hasta 1862 cuando la Academia adquirió las 80 láminas de los Desastres de la guerra –cuatro de ellas grabadas al dorso de dos paisajes– y 18 de los Disparates, que habían quedado en la Quinta del Sordo a la salida de Goya hacia Francia. La serie de los Desastres se completó en 1870 con la donación de Paul Lefort de las láminas 81 y 82 de esta serie.

Más tardía fue la incorporación de las 33 láminas de la Tauromaquia, siete de ellas grabadas también en anverso y reverso. Los cobres fueron adquiridos en 1920 por el Círculo de Bellas Artes, que los depositó en la Calcografía en 1936, y fueron comprados definitivamente por la Academia en 1979.

Series

Los Caprichos [4] representan el final del Antiguo Régimen y el nacimiento del pensamiento liberal burgués. La serie está concebida como una sátira encaminada a combatir los vicios de los hombres y los absurdos de la conducta humana. Goya hace una crítica que abarca todos los sectores sociales, nada ni nadie escapa a su incisiva mirada.

Los Desastres de la guerra [5] son un alegato en contra de la violencia en sus diferentes formas. Sus imágenes constituyen una meditación de carácter universal sobre la guerra, siendo la muerte el tema constante en todas sus formas y circunstancias.

Con la Tauromaquia [6], Goya se apartó del modelo tópico de la fiesta, creando unas imágenes desconcertantes con un lenguaje de violenta intensidad. Su propósito original era presentar el momento de violencia máxima entre dos seres cuyo único destino posible es la muerte.

La serie de los Disparates [7] es la más compleja. Su carácter inconcluso, la inexistencia de leyendas explicativas, la ausencia de portada, la incomprensión de algunos de los títulos que aparecen en las pruebas de estado, la nula referencia a estas estampas en las fuentes de la época y su caprichosa ordenación son algunos de los factores que la convierten en una de las más enigmáticas de la producción de Goya.

La historia

La decisión de realizar esta protección de las láminas calcográficas se hizo constar en el Pleno de la Academia del 5 de diciembre de 1864. En ese acta se habla de la conveniencia de acerar las planchas con “un procedimiento recientemente inventado” y con el que algunos académicos habían estado ensayando. Con la “utilidad de esta preparación que pone a las láminas en estado de resistir una estampación numerosa que no podría sufrir el cobre en su estado natural de blandura”. El grabador Federico Navarrete fue el encargado de acerar las láminas de los Caprichos entre abril de 1872 y junio de 1875.

En la Comisión de Administración de la Academia fechada el 11 de diciembre de 1875 se estudió el presupuesto presentado para el acerado de las planchas de los Desastres de guerra y los Disparates [Proverbios]. Se desestimó en ese momento porque “este gasto es superior a los medios de que dispone y no guarda relación con lo que produce la venta de dichas obras”. Sin embargo, en la Comisión de Administración del 29 de enero de 1880, Domingo Martínez daba cuenta del mal estado en que se encontraban las planchas de estas dos series, “las cuales están inservibles para una nueva estampación y cree de absoluta necesidad acerarlas antes de que se estampe un nuevo ejemplar”. Se propuso pedir a Martínez un presupuesto “que podrá tener la aceración de dichas planchas, para en su vista resolver lo conveniente”.

En la Comisión de Administración del 19 junio se presentó el presupuesto: acerar los Desastres costaría 750 pesetas y los Proverbios 360 pesetas. En la Comisión de 14 de octubre dicho presupuesto fue aprobado. Por su parte, las láminas de la Tauromaquia fueron cromadas en la Casa de la Moneda de Madrid entre 1981 y 1982.