Ve la luz el catálogo razonado de Sorolla

La aparición del primer volumen de este catálogo marca un hito silencioso pero decisivo en la historiografía del arte español. No se trata solo de la apertura de una empresa editorial ambiciosa: es la culminación —o, mejor dicho, el comienzo de la culminación— de un trabajo casi artesanal que Blanca Pons-Sorolla ha sostenido durante cerca de cuarenta años. Su empeño por rastrear, documentar y ordenar la producción del pintor ofrece hoy un cuerpo de estudio que, por su precisión y alcance, redefine la manera de aproximarse al artista.

La magnitud del proyecto impresiona. Reunir en un único andamiaje crítico la dispersa y vastísima pintura de Sorolla —cuatro mil doscientas piezas repartidas en colecciones públicas y privadas de medio mundo— exigía algo más que pericia: reclamaba paciencia, rigor y una mirada capaz de distinguir matices incluso en los periodos menos transitados de su trayectoria. Este primer tomo, centrado en los años 1876 a 1894, ilumina justamente esa etapa embrionaria, previa a la celebridad, donde se gestan las claves de una sensibilidad pictórica que después deslumbraría por su audacia y su dominio de la luz.

 

La edición no se limita a inventariar. Cada obra se acompaña de información revisada y organizada con criterio contemporáneo; cada capítulo se articula con una biografía exhaustiva del periodo, un repertorio actualizado de fuentes, una relación de exposiciones y una clara explicación metodológica del proceso de catalogación. A ello se suman tablas que permiten vincular este nuevo corpus con inventarios anteriores, una herramienta imprescindible para investigadores y conservadores.

El apartado visual sostiene el mismo nivel de exigencia. Las reproducciones en color —salvo aquellas pocas piezas conocidas solo por imágenes antiguas en blanco y negro— revelan obras que permanecían inéditas, especialmente numerosas en este volumen inicial. Su publicación abre ventanas inesperadas a la formación técnica y a las primeras búsquedas expresivas del pintor.

El proyecto, concebido para desarrollarse en cuatro tomos y difundido en español e inglés, aspira naturalmente a convertirse en la referencia internacional sobre Sorolla. No es difícil prever su impacto: ordena un universo pictórico fragmentado y lo entrega con coherencia a investigadores, museos y lectores de distintos continentes. La amplitud de su distribución, asumida por Ediciones El Viso, contribuirá a consolidar la presencia global del artista.

Este primer volumen ha sido posible gracias al respaldo decidido de varias instituciones —la Fundación Museo Sorolla de Madrid, la KHR McNeely Family Foundation a través del Custard Institute del Meadows Museum de Dallas y la Embajada de España en los Estados Unidos—, cuyo apoyo subraya la envergadura y el alcance cultural del proyecto. El resultado no es solo un catálogo: es una herramienta intelectual capaz de renovar la lectura de un maestro cuya obra no deja de expandirse, incluso más de un siglo después de haber sido creada.