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“La España de hoy necesita reformistas”

Publica ahora Romanones. La transición fallida a la democracia (Espasa) [1], una monumental biografía sobre un político sobresaliente en un período, el comprendido entre 1923 y 1936, decisivo para España. Un país que en la actualidad, sostiene a lo largo de la presente entrevista, “precisa reformistas y liderazgo. Romanones fue un líder reformista. Ojalá hubiera personas ahora de esa talla y esa vocación política con tanta altura de miras”.

Gortázar recuerda e insiste en que la historia de España entre 1923 y 1936 es la historia de una transición fallida a la democracia. “Ni los monárquicos reformistas ni los republicanos fueron capaces de consolidar un régimen parlamentario y democrático inclusivo que garantizara, en paz y estabilidad, las libertades y derechos de los españoles. La biografía y la larga experiencia política del conde de Romanones son un buen exponente de los intentos de democratización del régimen liberal de la Restauración (1876-1923) y del proyecto fallido de la siguiente generación de políticos que intentaron arraigar la democracia y el parlamentarismo durante la Segunda República.

– Tras ahondar tan profundamente en la figura de Álvaro Figueroa y Torres, conde de Romanones, ¿cómo lo definiría?

Como uno de los 10 políticos más importantes de la Restauración, el periodo más largo de constitucionalismo, parlamentarismo y libertad de la historia de España. Una figura que, de manera un tanto sorprendente, no ha tenido hasta hoy una biografía completa.

– ¿Considera pues que ha sido mal estudiado y tratado?

Los historiadores de izquierdas no han tenido interés en destacar o reconocer a un político que competía con ellos y les ganó siempre en las elecciones al Congreso, tanto en la monarquía como en la república. Por su parte, los historiadores de la derecha le responsabilizaron de la caída de la monarquía y su posición contraria al dictador Primo de Rivera ha chocado con sus numerosos partidarios.

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– ¿Hay alguna cuestión clave que no había salido a la luz hasta ahora y que su libro desvela?

La idea principal que se deduce de la narración y de múltiples fuentes inéditas es que las elites dinásticas pretendieron, pero fracasaron, democratizar el reinado de Alfonso XIII, pero tampoco las republicanas supieron ni pudieron consolidar la democracia en la Segunda República. Entre 1923 y 1936 se produjo una transición fallida a la democracia y hubo que esperar hasta 1978.

– ¿Qué fuentes documentales le han sido más útiles a la hora de afrontar esta biografía?

Hay casi veinte archivos entre los que destaca el propio de Romanones y el de su hijo, el marqués de Santo Floro. El problema ha sido más de un océano de fuentes que de escasez de fuentes documentales nuevas.

– Romanones. Político brillante en un tiempo políticamente fracasado. ¿Cómo casar esos dos extremos?

Una cosa era su objetivo vivencial (llegar a lo máximo, que consiguió) y otra la estabilidad política en paz, libertad y democracia, que fracasó. Como toda España en 1936. Desde el punto de vista del biografiado, Álvaro Figueroa y Torres es la historia de una pasión política y de un triunfador. Romanones consiguió lo que se propuso: destacar, llegar a lo más alto en su carrera por ejercer el poder. Desde el punto de vista de sus objetivos políticos es la historia de un fracaso: asistió en 1923 a la disolución del régimen constitucional de 1876; posteriormente, en 1931 fue testigo principal de la caída de Alfonso XIII y en agosto de 1936 estuvo a punto de ser fusilado en Fuenterrabía.

– ¿Cuál de sus numerosos cargos desempeñó con mayor acierto y por qué?

Es una vida política de cincuenta años. Alcalde de Madrid y ministro de Educación en 1902. Como presidente su posición en contra del militarismo fue muy importante, pero al final Primo de Rivera destruyó el edificio constitucional y abrió una crisis de consecuencias incalculables.

– ¿No supo, no pudo o no quiso evitar la fallida transición a la democracia?

Ni supo, ni pudo. Sí quiso, a su manera, reformas parciales hacia la democracia que se demostraron insuficientes.

– Defiende usted la profesionalidad y ética de Romanones, pero al tiempo deja claro que sus ansias de poder son evidentes…

Un político que quiere llegar a presidente tiene que ser ambicioso en el sentido político. Al que le cae un cargo por lotería o designación no suele saber qué hacer en la presidencia. Rajoy es un ejemplo.

– ¿Cuál cree usted que sería su función y actitud política en la España de hoy?

Hoy, España precisa reformistas y liderazgo. Romanones fue un líder reformista. Ojalá hubiera personas ahora de esa talla y esa vocación política con tal altura de miras.

– ¿Por qué el lector debe acercarse a esta biografía? ¿Con qué sentiría compensado Guillermo Gortázar el esfuerzo realizado para escribirla?

Me basta con que se abra el debate acerca del inicio de la crisis española en 1923 y apartemos el foco de la guerra civil. La guerra de 1936 es la consecuencia, no la causa, de la crisis iniciada en 1923. La consecuencia de aquellos 13 años mal dirigidos y administrados, lo que constituye una tesis más comprensiva, analítica y, sobre todo, menos cainita que la llamada “memoria histórica”. Desde este punto de vista, la responsabilidad de la guerra no se reduce a los militares golpistas: todos son culpables.