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Donna Leon: «El amor es fanático y a menudo peligroso»

Tras declararse una «neanderthal informática», confiesa que la música ocupa una parte fundamental de su existencia hasta el punto de, no sin cierto humor, afirmar que «en realidad, escribo en mi tiempo libre».

Habitante de Venecia, «ciudad maravillosa que el turismo de masas con la complicidad de los políticos está destruyendo y en la que cada día resulta más difícil vivir», y experta en música barroca, la escritora acaba de editar en España Sangre o amor (Seix Barral) [1], en la que vuelve al ambiente operístico para, entre intrigas y obsesiones, hablarnos del lado más torvo del mundo del espectáculo, las presiones y la rivalidad que crece detrás del escenario. Y del amor, claro, «que al principio siempre es fanático y, muchas veces, peligroso», arguye con sarcasmo.

¿No hay amor sin fanatismo?

El amor es una forma de fanatismo. Al principio el amor es siempre fanático y obsesivo. Después esa pasión obsesiva decae. Ves a alguien y es como si te alcanzara un rayo. Caes fulminado. Pasión, amor y fanatismo como sinónimos. Pero debo decir que esto suele suceder en el sentido positivo. Aunque cuando el amor no es mutuo, con más frecuencia de lo que pensamos puede convertirse en algo realmente peligroso.

En muchos de sus libros y en Sangre y amor, su más reciente entrega, también tiene el amor un componente de marcada violencia. ¿Por qué?

Es un tema que me interesa mucho. A veces la frontera entre las relaciones estables y las pasionales, incluso violentas, es próxima. Eso es lo que sucede en mi último libro. El destino trágico de algunos amores está próximo a relaciones que, aparentemente, no tenían nada de violentas. Esa dualidad es la que me interesa reflejar.

«Me gustaría escribir una novela futurista»

Se pasa usted la vida escribiendo sobre la muerte, pero, ¿qué piensa de ella; cómo la ve?

Es una realidad que llegará. Negarlo es absurdo. Más allá de eso no me atrevo a afirmar nada. Escribo sobre la muerte pero es porque forma parte de las reglas del juego en relación con lo que yo hago. Pero no estoy obsesionada con la idea de la muerte. Supongo que las personas que escriben sobre cocina no están todo el día comiendo o pensando en comer. De la misma manera que si escribes un libro de recetas tienes que usar y hablar de la cebolla, en el género negro al que yo me dedico la muerte tiene que figurar como ingrediente.

Sin embargo, al verla tan alegre y comunicativa, llama la atención que escriba sobre personajes tan torvos. ¿No se cansa?

No soy obsesiva aunque, ¡cuidado!, a veces pienso que estoy a muy poca distancia de serlo. Me preocupa la violencia en todas sus vertientes y escribo sobre ello a través de la construcción de personajes. La violencia de género, por ejemplo. El acoso a que están sometidas muchas personas, especialmente las mujeres. No me canso de escribir sobre esos temas.

Aparte del género literario que cultiva, da la sensación de que en Donna Leon hay una escritora capaz de otros muchos registros, ¿nunca se ha planteado cambiar de tema y hacer otro tipo de libros?

Lo he pensado a menudo y de hecho me gustaría escribir una novela futurista. Una obra que me ronda hace años y tengo claro que me gustaría convertirla en realidad. Pero me falta el tiempo para hacerlo. No estoy todavía preparada para escribirla porque dedico muchísimo tiempo a otras cosas, por ejemplo, a la música.

«Vendería mi alma a satanás por cantar como algunas de mis intérpretes favoritas»

La música, otra de las cuestiones unidas a su trabajo y a su creación…

Me gusta la ópera barroca, me apasiona, pero soy muy cuidadosa a la hora de no obligar al lector a compartir mis pasiones. La música es mi obsesión. Para mí los cantantes son dioses aunque tengan apariencia y actitud de personas normales. Vendería mi alma a satanás por cantar como algunas de mis intérpretes favoritas. Vivo de escribir pero, como he dicho, la Orquesta Pomo d´Oro y la música ocupan gran parte de mis horas. Si lo pienso fríamente, en realidad escribo en mi tiempo libre.

¿Cuál es su papel en la Orquesta Pomo d´Oro?

Estoy en las audiciones, en las grabaciones, en los estrenos, en las giras… Somos tres personas tomando decisiones en la Orquesta. No soy música de formación, pero tengo bastante buen oído para las voces por lo que una parte de mi trabajo es el de sugerir cantantes. Tomar decisiones sobre qué grabar y a quién darle tal o cual papel. Como personaje público, tengo también un papel en todo lo relacionado con las relaciones públicas. En el mundo de la música barroca, nuestra formación está consiguiendo logros y fama y se ha hecho un hueco. En España nuestra Orquesta ha actuado recientemente en, entre otras ciudades, Pamplona y La Coruña.

¿Se ha sentido acosada como le sucede a algunos de los personajes de sus libros?

La verdad es que no. Cuando me reconocen por la calle me preguntan si soy yo y, por lo general, tienen palabras agradables para con mi obra. Los escritores no solemos sufrir ese tipo de pasión obsesiva. Por suerte, esas situaciones quedan circunscritas a los argumentos de las novelas. Los escritores no levantamos esas pasiones. Los lectores son menos pasionales que los personajes que dibujamos.

Usted ha sido una de las escritoras que ha provocado que la novela negra se haya convertido en una especie de epidemia. ¿Es consciente de ese hecho?

No soy lectora del género. De hecho leo mucha más libros de historia que novela negra. Cuando era universitaria leí miles de novelas policíacas, negras, de intriga o como queramos llamarlas. Me alegro de haber contribuido a enriquecer este ámbito de la literatura, si es que realmente se me debe atribuir ese logro.

«La novela negra de nuestra época tiene mucho que ver con los problemas sociales»

¿Cuáles son los ingredientes imprescindibles de la buena novela negra?

Conozco la estructura del género, eso que en el fondo todos los escritores consideramos a la hora de crear. Los ingredientes básicos que no pueden faltar son la existencia de un crimen; una persona que se interesa por saber quién y por qué se ha producido, una persona que no necesariamente tiene que ser un detective o un policía, sino alguien a quien llama la atención el tema; un culpable y una solución. Eso es lo básico para cualquier autor. A partir de ahí las combinaciones son múltiples, como lo es la manera de resolver la trama y, por supuesto, la descripción de los personajes. Lo que caracteriza a la novela negra de nuestra época es que tiene mucho que ver con los problemas sociales. A Agatha Christie los problemas sociales le daban lo mismo de cara a su labor creativa. Pero a partir de los años setenta del siglo pasado, sobre todo en Europa, se abre el foco y empiezan a incluirse los problemas de la sociedad en nuestro género. Ahora es muy raro el autor que no incluye en sus novelas lo que está sucediendo en su entorno social.

Repite usted que «peligroso es aquel que nada tiene que perder». Amplíenos este comentario…

En inglés casi todos mis títulos tienen un doble e incluso un triple sentido. En español Sangre y amor se ha subtitulado reforzando la idea del peligro y la pérdida. La verdad es que cuando yo comienzo a escribir una historia no sé lo que va a pasar. Esa sensación de que puede pasar cualquier cosa tiene algo de peligro y, en principio, no tengo nada que perder.

¿Cómo es la rutina de Donna Leon como escritora? Por ejemplo, ¿necesita silencio o escribe con música de fondo?

Soy muy poco rutinaria, como persona y como escritora. Lo único que necesito saber a la hora de escribir es que durante unas semanas no me voy a mover de la silla. Me da lo mismo que esa silla esté en un palacio o en una habitación minúscula. Una silla, una mesa y un ordenador es lo que preciso. En cada libro y durante tres o cuatro semanas dedico ocho o diez horas sin descanso a escribir. Trabajo, trabajo, trabajo y trabajo hasta concluir el libro. Después dedico uno o dos meses a viajar y cuando vuelvo releo y retoco lo que considero necesario y lo mando al editor. El lugar, las circunstancias físicas y el ruido de fondo no me afectan. Sólo saber que voy a encerrarme y escribir durante el tiempo que precise, que no suele pasar para cada novela de cuatro o cinco semanas. Me refiero al hecho de ponerme a piñón a escribir, porque el proceso completo del libro, documentarme, etc. en algunas obras puede alargarse hasta los ocho meses, como ha sido el caso de Sangre o amor. Mientras estoy escribiendo nunca hablo de esa obra, no adelanto nada. Y en las pausas intento no pensar en la historia en la que estoy metida. Así va creciendo mi literatura.

Vida y obra

Donna Leon nació en Nueva Jersey el 28 de septiembre de 1942. En 1965 se trasladó a Italia, cursando estudios en Perugia y Siena. Durante algún tiempo trabajó como guía turística en Roma, como redactora de textos publicitarios en Londres y como profesora en distintas escuelas de Estaos Unidos, Europa y Asia (Irán, China y Arabia Saudita).

Protagonizadas por el comisario Brunetti, ha publicado en España, siempre bajo el sello Seix Barral, las novelas Muerte en La Fenice (1992), que obtuvo el Premio Suntory a la mejor novela de intriga, Muerte en un país extraño (1993), Vestido para la muerte (1994), Muerte y juicio (1995), Acqua alta (1996), Mientras dormían (1997), Nobleza obliga (1998), El peor remedio (1999), Amigos en las altas esferas (2000) -Premio CWA Macallan Silver Dagger-, Un mar de problemas (2001), Malas artes (2002), Justicia uniforme (2003), Pruebas falsas (2004), Piedras ensangrentadas (2005), Veneno de cristal (2006), Líbranos del bien (2007), La chica de sus sueños (2008), La otra cara de la verdad (2009), Cuestión de fe (2010), Testamento mortal (2011) y La palabra se hizo carne (2012). Ahora ve la luz Sangre y amor.

Es también autora del libro de ensayos Sin Brunetti y prologuista de la atípica guía Paseos por Venecia. Sus libros, traducidos a veintiséis idiomas, incluido el chino, son un fenómeno de crítica y ventas en toda Europa y Estados Unidos. Desde 1981 reside en Venecia.

Sangre o amor

Sangre o amor (Seix Barral) es su más reciente obra editada en castellano, con el subtitulo «peligroso es aquel que nada tiene que perder», y cuenta una tortuosa historia de fanatismo.

Un admirador de la soprano Flavia Petrelli ha traspasado la línea que separa a un seguidor inofensivo de un fan obsesionado. Conoce todos los pasos de su ídolo, dónde se encuentra en cada momento e intenta llamar su atención colmándola de rosas amarillas y regalos caros. Y lo que es peor: todo apunta a que está detrás de una serie de ataques sufridos por amigos y personas del entorno de la diva.

La cantante de ópera se encuentra en Venecia interpretando con éxito Tosca en el Teatro La Fenice, así que será sólo cuestión de tiempo que el comisario Guido Brunetti, viejo amigo de la infancia que ha ayudado a la artista en ocasiones anteriores, ponga a todo su equipo a su servicio. Eso incluye investigar en el pasado de Petrelli y conocer el lado oscuro del mundo del espectáculo, las presiones y la rivalidad que crece detrás del escenario. Como reconoce la artista, «los fans son fans: nunca son amigos».

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Sangre o amor [1]
Donna Leon
Traducción de Maia Figueroa
Seix Barral
305 páginas
Precio; 18,50 euros
E-book: 9,99 EUROS

 

 

 

 

Donna Leon ha elaborado una lista de canciones especial para esta novela: