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La desgarrada denuncia social de Pissarro

En estos días, Casimiro libros [1], que a través de una cuidada colección de pequeño formato e interés grande está llevando a cabo una meritoria labor de rescate de textos semiperdidos sobre o de artistas ilustres, publica en España este cuaderno que en su día organizó Lucien, hijo del pintor.

Contraste

En un ejercicio que el propio artista calificó de “educación política”, y con la intención de que no salieran del ámbito de su extensa familia franco-sefardí, estos originales a tinta y lápiz estaban destinados a su sobrina Esther Isaacson, que residía en Londres –a donde le fueron enviados por correo certificado– y era una firme defensora de la “cuestión social”.

En contraste con el resto de su pintura, que transmite la serenidad de la naturaleza y el sosiego de escenas y personajes, los dibujos de Desgracias sociales están marcados por el desgarro y el dramatismo, con el inequívoco propósito de servir de denuncia.

Como califica en el prólogo de esta edición Jean Cernay, Camille Pisarro es “un vanguardista a la sombra de otros”. A lo largo de su vida artística recorrió todos los pasos del arte francés de vanguardia, desde Corot o Courbet hasta Cezanne, pasando, por supuesto, por el impresionismo, siendo el único pintor que participó en las ocho exposiciones organizadas por los impresionistas, el neo-impresionismo o el movimiento, impulsado desde Bruselas, conocido como Los XX.

La Révolte

Respecto a su actitud como ciudadano, Pisarro no se significó como activista político aunque siempre se sintió “persona de izquierdas”. Sería a partir de 1880 cuando, al aire del auge del anarquismo, se alineará más con las tesis anti-institucionalistas de Koprotkin que con las teorías revolucionarias de Bakunin. El anarquismo con el que el artista simpatiza está representado en Francia por Jean Grave, fundador del periódico La Révolte del que Pisarro fue suscriptor y ocasional colaborador.

Así las cosas, viendo los originales de Desgracias sociales y en el intento de explicar la dualidad entre el sosiego del resto de su obra y la violencia de estos dibujos, cabe preguntarse si Pisarro se propuso de forma determinante separar su tarea artística de sus opiniones políticas. La conclusión es, con la excepción de este cuaderno, un rotundo sí.

pisarro [2]

 

Desgracias sociales

(28 dibujos)

Camille Pissarro

Casimiro libros

69 páginas