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Poemas para la vida: ‘Caigo sobre unas manos’, de Antonio Gamoneda

Ovetense de nacimiento, con sólo tres años y tras la muerte de su padre, poeta también con un solo libro publicado en vida –Otra más alta vida (1919)– , Gamoneda llegó a León en 1934 en compañía de su madre, una presencia constante, del primer al último texto, a lo largo de toda su producción.

Tras una infancia marcada por la vivencia de la pobreza, la represión y la muerte, en 1945, con apenas catorce años, entra a trabajar como recadero en una oficina bancaria, donde permanecerá desempeñando distintos cometidos durante veinticuatro años.

Autodidacta en su formación cultural y literaria, escribe con intensidad desde muy joven colaborando en las revistas leonesas Espadaña y Claraboya. En 1969, su vida laboral da un giro cuando ingresa en la Diputación Provincial para poner en marcha sus servicios culturales. Crea entonces y dirige la colección Provincia e impulsa una importante sala de exposiciones. Posteriormente fue gerente de la Fundación Sierra-Pambley, que había sido creada por los responsables de la Institución Libre de Enseñanza para potenciar la formación de obreros y campesinos.

Sus problemas con la censura le llevaron a tomarse un largo tiempo de silencio en el que dejó de publicar. Su obra se normalizaría en la segunda mitad de los años 80, cuando le es otorgado el Premio Castilla y León de las Letras (1985) y el Nacional de Poesía por Edad (1987), que recogía toda su obra hasta aquella fecha.   

Entre sus volúmenes de poesía están Sublevación inmóvil; Descripción de la mentira; Blues castellano; Lápidas; Edad (Poesía 1947-1986); Libro del frío; Sólo luz; Arden las pérdidas; Cecilia; Reescritura; Canción errónea y La prisión transparente. Con el título Esta luz, en 2004 se publicó su poesía reunida, que en 2019 ha visto una reedición actualizada y ampliada a dos volúmenes.

Es también autor de libros en colaboración con artistas plásticos como Álvaro Delgado, Antoni Tàpies, Amaya Bozal, Juan Carlos Mestre y Luis Moro. Y de una importante obra ensayística que incluye textos centrados en otros poetas como Jorge Guillén, Luis Cernuda, Bernard Noel, Blanca Varela, Marga Clark, Nâzim Hikmet o José Ángel Valente.

Además, en prosa ha publicado, entre otros, Libro de los venenos,  El cuerpo de los símbolos y los libros de memorias Un armario lleno de sombras (2009) y La pobreza, que ha visto la luz en febrero de este mismo 2020.

Son constantes en la poesía de Gamoneda, sobre la que gravita un hondo eco reflexivo no ajeno al pesimismo existencial, la consideración del dolor y la muerte, la injusticia, la conmiseración, el rechazo frontal de cualquier tipo de violencia, el amor y la exaltación de una belleza indisociable al milagro de ser y estar en el mundo.

Del libro Blues castellano, desgarrado y conmovedor como tantos de este autor, rescatamos el poema Caigo sobre unas manos:

Cuando no sabía

aún que yo vivía en unas manos,

ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón.

Yo sentía que la noche era dulce

Como una leche silenciosa. Y grande.

Mucho más grande que mi vida.

Madre:

era tus manos y la noche juntas.

Por eso aquella oscuridad me amaba.

No lo recuerdo pero está conmigo.

Donde yo existo más, en lo olvidado,

están las manos y la noche.

A veces,

cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra

y ya no puedo más y está vacío

el mundo, alguna vez, sube el olvido

aún al corazón.  

Y me arrodillo

a respirar sobre tus manos.

Bajo

y tu escondes mi rostro; y soy pequeño:

y tus manos son grandes; y la noche

viene otra vez, viene otra vez.

Descanso

de ser hombre, descanso de ser hombre.