La editorial Lapsus Calami [1] le ha dado su oportunidad, y del trabajo conjunto ha surgido Redención, un poemario vehemente en el que Sauce comienza un viaje interior sumergido en el desencanto para ir acercándose a la catarsis que se experimenta cuando llega el momento de decir adiós a la persona amada. Este mundillo poético lo ha absorbido por casualidad, siempre pensó que, llegado el momento, sería la prosa la que le cogería la mano. Pero, de repente ocurrió.
Fue en un periplo por Estados Unidos, gracias a un cuaderno amarillo y, por supuesto, gracias a «ella». Fue ese el momento en el que Sauce comenzó a organizar su caos, en el que reinaba la decepción, y surgió un manuscrito confesional, escrito por alguien que, sin pretenderlo, se buscaba a sí mismo a través de la poesía: «Huir es de cobardes, me repito, / pero huir es la única opción que conozco para sobrevivir», escribe.
Pero esta obra íntima no es una autobiografía, sino que sirve como ejercicio de reflexión para el lector, que recibe los versos como si fueran propios, que se interroga sobre los límites del perdón, a los demás y a uno mismo, y que acaba reconociéndose entre las contradicciones emocionales y el camino hacia la madurez. Así aparecen versos como: «La literatura nace de la angustia. / Ahora que te has marchado / he vuelto a escribir» o «Te he probado tantas veces que ahora / soy incapaz / de olvidar tu sabor».
Su escritura sencilla y sin licencias golpea al lector que se sumerge en una conversación consigo mismo en la que recapacita sobre la vida, la sexualidad, sobre los golpes y el dolor, las enseñanzas morales y la forma de hacer las cosas. Porque Redención es «desandar el camino hacia la madurez. Volver atrás para comprender que todo se puede hacer diferente», escribe la editorial y lo confirman los versos de Sauce, «El pasado no existe, / no tenemos nada que olvidar».
Palabras amables, apasionadas, sensuales y a veces sarcásticas o crueles invitan a pensar la vida de una manera que, en otro momento, era impensable. Y todo con un único propósito: alcanzar la redención.
