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Chucho Valdés, de gira por España

A finales de octubre y hasta el 15 de noviembre, Chucho Valdés y ‘Border-Free, Sin Fronteras’ recorrerán el país en una gira que les llevará por, entre otras ciudades, Barcelona, Gerona, Cartagena, La Coruña o Sevilla.

En los temas de este disco hay alusiones al flamenco y la música de los Gnawa de Marruecos, pero también a la música ritual de los Orishas, las divinidades de la religión Afro-Cubana conocida como Santería. Hay menciones de hard-bop y danzón, pero también ecos de Bach, Rachmaninoff y Miles Davis. Y sin embargo, la suma total es un sonido profundamente personal y sin restricciones. Es el sonido de Chucho Valdés.

“He tenido esta idea de tomar elementos diferentes, mezclarlos y ver qué pasaba desde que era estudiante. Y poquito a poco, con el tiempo, he encontrado mi manera”, dice Valdés. “Y me encanta, porque es una búsqueda que te obliga a investigar y estudiar. No todo es música afro-cubana. Siempre estoy buscando cosas nuevas”.

En Border-Free, lanzado en el sello Jazz Village el 9 de julio, Valdés está otra vez acompañado por sus Afro-Cuban Messengers (el nombre es un saludo al gran Art Blakey y sus Jazz Messengers) y tiene como invitado especial al saxofonista Branford Marsalis, quien toca en tres de los temas.

Importantes homenajes

Tal como en su disco anterior, Chucho´s Steps, ganador de un Grammy en 2010, en Border-Free Valdés no solo experimenta en su música sino que con ella homenajea a importantes personas en su vida.

De muchas maneras, Border-Free sugiere un álbum de retratos familiares capturados en música. El tema Bebo está dedicado a su recientemente fallecido padre, el incomparable pianista, arreglista y director de orquesta Bebo Valdés. Pilar es un homenaje a su madre, Pilar Rodríguez, quien fue maestra de piano y cantante; mientras que la elegante Caridad Amaro está dedicada a su abuela.

“Grabé Bebo en diciembre del 2012 en la Habana y aquí, en Málaga”, dice Valdés, quien se mudó al sur de España en 2010 para estar cerca de su padre, quien ya no se sentía bien. Bebo Valdés falleció el 22 de marzo del 2013. Tenía 94 años. “Afortunadamente llegó a escuchar su tema y le encantó”.

“Lo que también es interesante es que cuando comencé a improvisar, ahí mismo, tuve esta idea de hacer un tumbao en la mano izquierda al estilo de Bebo y tocar en mi estilo con la mano derecha. Entonces lo que tienes es Bebo por un lado y Chucho por el otro. Y lo que me gusta especialmente es que no fue premeditado. Ocurrió allí, en el momento y por eso suena tan fresco”, añade.

Los otros temas familiares también encierran detalles personales. Pilar incluye una cita del Preludio en Re menor de J.S. Bach, un favorito de la madre de Valdés, así como alusiones a Blue in Green, un tema de Miles Davis. “Ahí está ella”, dice Valdés. “Desde que era estudiante ella me pedía que le tocara ese preludio. Y su disco favorito era Kind of Blue [de Davis]”. De la misma manera, Caridad Amaro termina con una cita del Concierto Para Piano No 2 en Do menor de Rachmaninoff, un favorito de la abuela de Valdés “hecho a mi manera”.

Intereses personales

En realidad, todas las composiciones en Border-Free aluden a alguno de los variados intereses de Valdés o son tributos personales.

Santa Cruz, escrita en 1986, es un tema con sabor flamenco dedicada a Santi, un guitarrista de las Islas Canarias; mientras que Abdel, una composición que toma elementos de la música del norte de África, fue escrita, y titulada, en homenaje a un músico marroquí ya fallecido de quién Valdés dice “aprendí mucho”.

Tabú, que recibe aquí un tratamiento a la Jazz Messengers, fue compuesta por Margarita Lecuona, hermana del gran pianista y compositor cubano Ernesto Lecuona, mientras que Conga-Danza, es un tributo a María Cervantes, hija del maestro Ignacio Cervantes, otro gran compositor y pianista cubano.

Llamar la atención sobre estas extraordinarias mujeres, sus nombres frecuentemente olvidados a la sombra de la fama de sus familiares hombres, no fue algo planeado, dice Valdés. “No. Salió así”, dice simplemente. “Pero quizás fue una manera de hacer un poquito de justicia”, agrega con una risa.

Estados Unidos y Cuba

Afro-Comanche es una composición dedicada a un evento poco conocido en la historia de Estados Unidos y Cuba: a principios del siglo XVIII, después de una derrota a manos del ejército español en lo que ahora es Texas, 700 prisioneros comanches fueron llevados a México y luego a España (para ser mostrados a la reina) antes de ser trasladados a Cuba, donde la mayoría murió dado el clima y las condiciones.

“Pero mientras estuvieron en Cuba, muchos de ellos se mezclaron con los afro-cubanos”, asegura Valdés. “Nadie ha investigado mucho esto y pensé que quizás haciendo algo podría llamar la atención sobre el tema y quizás inspirar más estudios. Por eso uso esa corona de plumas de guerrero en la portada del disco”.

La canción alude a elementos musicales de los nativos americanos y concluye con “algo muy africano tocado en el batá (el tambor con forma de reloj de arena usado en la música de Santeria)”. La sección final es un tema de Oggún, una deidad del panteón Orisha.

Border-Free es el segundo disco de Valdés con los Afro-Cuban Messengers, un grupo de excelentes músicos cubanos que incluye a Reynaldo Melián Alvarez, trompeta; Dreiser Durruthy Bombalé, tambores batá y voz principal; Rodney Barreto Yllarza, batería y canto; Angel Gastón Joya Perellada, contrabajo y canto, y Yaroldy Abreu Robles, percusión y canto.

Gira

Sobre Chucho Valdés

Ganador de cinco Grammys y tres Latin Grammy, el pianista, compositor y arreglista cubano Chucho Valdés es una de las figuras más influyentes en la historia moderna del jazz afro-cubano.

Dionisio Jesús ‘Chucho’ Valdés Rodríguez nació en una familia de músicos en Quivicán, provincia Habana, Cuba, el 9 de octubre de 1941. Sus primeros maestros fueron su padre, el pianista, compositor y director de orquesta Ramón ‘Bebo’ Valdés, y su madre, Pilar Rodríguez, quien cantaba y tocaba el piano.

A los tres años, Chucho ya tocaba en el piano, de oído, con las dos manos y en cualquier tonalidad, las melodías que escuchaba en la radio. Hay una famosa anécdota que cuenta como Bebo le hizo una broma a su gran amigo, el gran bajista y compositor Israel López ‘Cachao’, pidiéndole que escuchara, sin mirarlo, de espaldas, a “un joven pianista norteamericano”. Chucho tenía entonces cuatro años.