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Once guitarrazos en la cabeza de Mick Jagger

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A buen seguro que Keith no ha dedicado ni un minuto de su vida a pensar cómo le iría al grupo que fuera él el dueño y señor del escenario teniendo en Jagger a uno de los mejores frontman de la historia del rock, carisma y energía en cantidades difíciles de igualar. De otra manera no llevarían tocando juntos casi sesenta años.

Pero por bien avenidos que sean los cónyuges, nadie está libre de una crisis y en este bendito matrimonio irrumpió alguna a mediados de los ochenta cuando Jagger se quiso poner a prueba en solitario. En 1985 llegó el primer intento (She’s the boss) y Richards miró para otro lado pero el cabreo iba creciendo en su interior. Dos años después lo volvió a intentar (Primitive Cool) y la cosa tampoco cuajó y para entonces Keith ya había decidido demostrar a su pareja artística que él también podía y sabía bailar solo.

Entre esos dos álbumes, los Stones se encerraron para grabar uno de sus discos más flojos, Dirty Works. Comprobaron entonces que la batería de Charlie Watts necesitaba un descanso a raíz de sus problemas con la heroína y ese recambio fue Steve Jordan. Richards descubrió en este multiinstrumentista un potencial colaborador con el que ponerse a escribir canciones y cantarlas fuera de su amadísima banda. Había que demostrarle a morritos Jagger lo que se perdía lejos de casa.

La demostración se tituló Talk is cheap y ahora vuelve a las tiendas en edición especial por su treinta cumpleaños. Once temas con abundante soul, blues y rock pero alejados, como no podía ser de otro modo, del genuino sonido Stone. Hay, eso sí, los riffs de apertura que son marca de la casa en temas como Struggle, Whip it up, How I wish, ninguno comparable a los mejores suyos pero con la suficiente calidad como para obligar a ponerse la pila a su media naranja creativa, que no mucho después firmaría el mejor de sus discos fuera de los Rolling Stones, Wandering spirit.

Canitas al aire que dejaron buenas canciones por ambas partes pero que sobre todo sirvieron para confirmar a sus protagonistas que, en su caso, uno más uno es mucho más que dos. Que juntos son bastantes más grandes que por separado. Y en ello siguen.