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«Pavarotti quería devolver la ópera a la gente»

Mantovani, la mujer con la que Luciano Pavarotti se casaba en 2003 después de tener una niña, ha presentado este lunes Luciano Pavarotti: los 50 mejores registros, un recopilatorio que acaba de publicar Decca con el que celebra los 50 años del debut internacional del tenor y los 50 años de su relación con la casa discográfica.

El disco está lleno de canciones y arias que lo describen. «Él quería que la ópera llegara a la gente y por eso en el álbum se pueden encontrar óperas, canciones populares y también otras interpretadas a dúo con grandes ‘popstars’ como Bono, Eric Clapton o Frank Sinatra. Su colaboración con estos artistas era regular, ya que solía hacerlo para recaudar fondos para los niños de la guerra porque él había sido también un niño de guerra», recuerda Mantovani.

Entre anécdotas y recuerdos, la viuda habla con cariño de Bono: «Probablemente era uno de sus amigos más especiales. Hemos compartido mucho con él, cosas bellísimas, y también menos bellas porque estuvo muy cerca en los momentos difíciles. Él no estaba muy convencido de escribir una canción para los dos y fue Luciano el que un día le llamó y le dijo: Bono, no te preocupes porque yo sé que esta noche Dios te va a inspirar una canción. Lo más gracioso de todo es que al poco tiempo llamó diciendo que estaba en la ducha y que tenía la canción, así que cogimos inmediatamente un vuelo para ir al estudio de grabación con él. Realmente Luciano tenía mucho poder de convicción. Convencía a todos».

Supersticioso y emotivo

De gira perenne, los meses más tranquilos para Pavarotti eran agosto y diciembre, que aprovechaba para reencontrarse con la familia y con los amigos de siempre. También disfrutaba en esos momentos de sus grandes pasiones: los caballos y la pintura. Increíblemente supersticioso, en una ocasión no quiso dar una entrevista a una periodista americana que había ido a su casa vestida de violeta. Ante el asombro de todos, la propia Mantovani tuvo que prestarle una chaqueta para que la entrevista siguiera adelante sin que el color ‘maldito’ estuviera presente.

Como todos los grandes artistas «llevaba un niño dentro de él, y por eso, era infantil, pero también muy puro». Por otro lado, Mantovani acaba con la leyenda al confesar que el tenor estudiaba varias horas todos los días y «sí sabía leer música porque no habría podido cantar todo lo que cantó de no haber sido así». La viuda remarca, además, la importancia que tenía para el cantante llevar la ópera al gran público. «Fue el creador de un género, el crossover, del que después muchos se han beneficiado. Quería devolver la ópera a la gente, como en sus inicios, cuando se cantaba en la calle hasta que se volvió en algo más elitista», prosigue. Para ella, Los Tres Tenores no es más que otro ejemplo de esta idea.

Grabaciones inéditas

El disco incluye, entre otras arias, la primera que Pavarotti cantó en público en 1961, una grabación inédita de Che gelida manina de La Boheme, que interpretó en un concurso en el que participó con la premisa de que «si no ganaba, dejaría la ópera y seguiría como agente de seguros». Por supuesto, ganó, y en ella pueden escucharse a sus amigos gritando «¡bravo, Luciano, bravo!».

El disco también incluye una versión de Nessum dorma, una de las arias interpretadas por él que más ha trascendido y la última que interpretó sobre un escenario durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín, en 2006. «Es increíble ver el vídeo y ver todavía esa frescura en la voz. No sabíamos que estaba enfermo, pero de alguna manera quizás el cuerpo ya lo intuía y se ve a una persona que saluda por última vez. Hemos utilizado esa grabación en una exposición en Verona este verano y es maravilloso ver cómo la gente todavía llora de emoción cuando lo ve».

Parte de la recaudación de la venta de estos disco irá destinada a la Fundación Luciano Pavarotti, que nació tras su muerte y que tiene como objetivo, por un lado, mantener viva la figura del maestro a través de exposiciones y conciertos homenaje y, por otro, apoyar a los jóvenes, consiguiéndoles, por ejemplo, una oportunidad para actuar en un escenario.