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Premio a la restauración de la judería de Sevilla

Este galardón, dirigido a profesionales dedicados al campo de la arquitectura cuya obra encarne los principios de la arquitectura y el urbanismo clásicos en el mundo contemporáneo, tiene como objetivo poner en valor la labor de aquellos que estén no solo trabajando en la preservación y rehabilitación del patrimonio arquitectónico y urbano tradicional español, sino también contribuyendo a la continuidad de las tradiciones constructivas y arquitectónicas que lo configuran.

Constancia y determinación

Para el jurado, el trabajo seleccionado supone una iniciativa singularmente loable, ya que es resultado del empeño personal de sus autores, quienes con constancia y determinación fueron año tras año insuflando nueva vida a todo un barrio entonces muy degradado y amenazado de demolición del centro histórico de Sevilla. Un barrio que, como todo conjunto urbano tradicional, incluía no sólo monumentos singulares, sino también edificaciones populares más modestas que son con frecuencia minusvaloradas u olvidadas, pero sin las cuales perdería su sentido.

En su restauración y rehabilitación se dio prioridad al uso del lenguaje y las técnicas constructivas tradicionales que proporcionaban al conjunto la identidad que le es propia.

Los premiados, instantes después de haber recibido el galardón de manos de la Infanta Doña Elena. [1]

Los premiados, instantes después de haber recibido el galardón de manos de la Infanta Doña Elena.

 

Sobre el proyecto

Más en concreto, el proyecto galardonado, desarrollado desde 1980, ha consistido en la recuperación urbanística de un área que abarca cuatro casas señoriales de arquitectura clásica y 15 casas de arquitectura popular –que suman 36 patios– en el entorno de las iglesias de Santa María la Blanca, San Bartolomé y el palacio de Altamira, sede actual de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, y en un perímetro que afecta a ocho calles.

Finalizado en el año 2012, se ha llevado a efecto a lo largo de tres décadas, casa a casa, conforme a la lógica de la formación del barrio, manteniendo el sentido de su evolución. Ha sido un trabajo artesanal realizado sin planificación inicial respecto a su extensión y uso. Eso le confiere una virtud no buscada a priori como es su flexibilidad para la adaptación a distintos contenidos, permitiendo segregaciones y ampliaciones, lo que convendrá a su permanencia y aptitud futura. El conjunto de 19 casas en la judería de Sevilla está destinado en la actualidad al uso hotelero y residencial y es, pues, el resultado de la revitalización urbana de un sector histórico de gran valor artístico del centro de Sevilla.

Del XV al XVIII

Las cuatro casas nobles datan de los siglos XV y XVI, aunque alcanzaron su configuración actualmente reconocible en el siglo XVIII. Las casas populares son en su mayoría del siglo XVIII y pertenecían a militares o comerciantes, o fueron corrales que eran alquilados a familias. Las zonas interiores de unas y otras se fueron colmatando, desapareciendo patios, jardines y espacios libres, así como callejones y adarves que se han puesto de manifiesto en la actual transformación.

El proceso de formación del barrio concluiría en los primeros años del siglo XX comenzando a perder población desde entonces. A principios de la década de 1970 las condiciones arquitectónicas de las casas eran deficientes, en proceso acelerado de desintegración dentro de un entorno de calles peatonales estrechas –algunas sin salida– que apenas conservaban vida ciudadana. En la restauración se han utilizado el lenguaje arquitectónico y las técnicas tradicionales con los medios auxiliares modernos así como materiales y terminaciones iguales a los originales que permanecían, usando para ello así mismo piezas de acarreo o materiales procedentes de derribos próximos.

Historia de un premio y su mecenas

Convocado por The Richard H. Driehaus Charitable Lead Trust [2] y la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos), en colaboración con la Fundación Mapfre, el premio está dotado con 50.000 euros y una medalla conmemorativa.

El origen de este premio, al que se han presentado candidaturas de altísima calidad y procedentes de prestigiosos arquitectos, se encuentra en la figura de Rafael Manzano Martos. Este arquitecto, académico y profesor de Historia de la Arquitectura, fue ganador en 2010 del VIII The Richard H. Driehaus Prize de Arquitectura Clásica, también impulsado por Richard H. Driehaus (Chicago, 1942) a través de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame de Indianápolis.

Este premio está considerado como uno de los reconocimientos más importantes del mundo a una trayectoria profesional vinculada a la arquitectura clásica y la restauración. Coincidiendo con la entrega del mencionado premio en Estados Unidos, Driehaus anunció la creación de un nuevo galardón en España, con el nombre de Rafael Manzano Martos, en defensa del patrimonio urbanístico español y de la tradición arquitectónica española.