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Harry’s Bar Venezia. El Bar

harrysPorque, efectivamente, casi desde el momento de su inauguración, comenzaron a circular por el Harry´s personajes como Truman Capote, Scott Fitzgerald y, sobre todo, Ernest Hemingway, quien en alguna ocasión llegó incluso  a convertir el local y al propio Cipriani en activos personajes de sus novelas.

Pero también es cierto que el mito no se debe sólo a esta presencia contínua del famoseo. Por una parte, porque Giuseppe Cipriani es el responsable directo de dos creaciones gastronómicas gloriosas, como son el carpaccio y el cóctel “Bellini”. Y por otra, porque con el paso del tiempo el Harry´s sigue siendo fiel a sí mismo, con su carácter, su sabor y su encanto como el día en que se inauguró; mobiliario, coctelería, camareros y carpaccio incluidos.

Y es que a pesar de las apreturas debidas a los cientos de turistas americanos y japoneses que por allí pasan a diario, uno se siente muy a gusto acercándose como puede a la pequeña y antigua barra para cumplir con uno de esos ritos inevitables: pedir un “Bellini” o un “Garibaldi”, bebérselo despacio y sumergirse en la agradable decadencia que en su día disfrutaron tantos y tan ilustres conocidos. Quizá por todo esto a principios de este año el Ministerio Italiano de Cultura le ha otorgado la consideración de monumento protegido. Para que no cambie nunca.

 

harrysEl origen del “Carpaccio”

Este conocido plato parece que tiene su origen en una clienta del Harry`s, la Condesa Nani Mocenigo, quien un buen día explicó a Cipriani que su médico le había impuesto una dieta muy rigurosa, en la que debía entrar la carne cruda y le pidió que le sirviese un plato agradable con ese ingrediente como protagonista

Cipriani buscó por sus despensas y decidió cortar en láminas finísimas un trozo de solomillo de buey que tenía en la cámara, muy frío, condimentándolo con salsa mayonesa a la que había añadido un poco de mostaza y unas gotas de salsa Worcestershire. Así se lo sirvió a la condesa, a la que le agradó y le preguntó el nombre del plato. Cipriani, improvisando, lo bautizó como Carpaccio, nombre del pintor (Venecia, 1460-1525/1526) cuya obra era, en aquellos días, la exposición de moda en Venecia.