En el seno de las zonas marginales de Caracas, Armando, dueño de un laboratorio de prótesis dentales que anda por los cincuenta largos, busca por la calle a hombres jóvenes y les ofrece dinero para que lo acompañen a su casa. Allí no les exige sexo, sólo les pide que se desnuden mientras él los mira.

Silencioso y gris

Al tiempo, este hombre silencioso y gris tiene la costumbre de espiar a un hombre de edad avanzada y posición muy acomodada. Sabe dónde vive, qué lugares y ambientes frecuenta, con quién se relaciona. Desde las primeras tomas percibimos que algo en el pasado de ambos les une.

Un día Armando se lleva a casa a Elder (Luis Silva), un joven de 18 años que lidera una pequeña banda de delincuentes. De este encuentro, que en su toma de contacto tiene un desenlace violento, nacerá una extraña amistad, una relación que cambiará las existencias de los dos hombres para siempre.

Desde allá ganó el León de Oro veneciano en un certamen en el que competía, por citar sólo tres rivales de entidad, con Anomalisa, de Charlie Kaufman, El clan, de Pablo Trapero y Francofonia, de Aleksandr Sokurov. Al margen de si lo merecía o no más que las citadas, el debut en la dirección de Lorenzo Silva, que se sirve de un guion escrito a pachas con Guillermo Arriaga sobre un inquietante relato de Patricia Highsmith, es una película con muchos puntos de interés.

La frialdad es uno de los motivos que la sostienen, como lo es la frustración y la no aceptación de lo que cada cual es y espera de la vida, como es el caso del personaje que protagoniza este drama sobre el que planea la tragedia. Castro borda la tensión que Armando almacena y que se trasluce en una mirada sin calor ni color, en una piel sin brillo, en una emoción sin emoción, en su miedo insalvable a perder el control.

Y de fondo el voyeurismo que, como explica el propio director, es factor clave de esta historia. «Por eso la película se llama Desde allá. Porque hablamos del placer de la mirada, el placer y el dolor de la distancia, del tiempo. También hay esa distancia en el placer, en la forma en que mira a los chavales, pero sin contacto físico. Eso está vinculado al concepto de la virginidad, esa virginidad extraña de quien no le gusta que lo toquen ni tocar. La ausencia del tacto, lo que llaman ‘el complejo virginal’, que también introdujimos en la película».

Dos actores, dos perspectivas

Alfredo Castro, actor consagrado y fetiche del también chileno Pablo Larraín, y Luis Silva, un joven que nunca se había puesto delante de una cámara, copan cada escena de la cinta y lo hacen desde perspectivas muy distintas.

Como explica Lorenzo Vigas: «Fue un trabajo completamente diferente el de ambos porque el punto de partida era muy diferente. Alfredo Castro siempre tenía el guion con antelación. Como actor muy participativo, se involucra en cada escena, sugiere, da ideas y logra que el resultado final mejore. Eso es lo que diferencia a un actor de un gran actor y Alfredo por supuesto lo es».

El tema con Luis Silva refleja la otra cara de la moneda: «No quería que supiera de qué iba la historia. Él recibía el texto de su papel cuando llegaba al plató de rodaje. Para él fue un proceso de descubrimiento permanente porque yo quería evitar que se hiciera una idea intelectual de su personaje».

De estos dos procesos tan diferentes, explica también Vigas, surgió una conexión increíble. «Luis y Alfredo se complementaron ante la cámara de un modo que nos dejó a todos boquiabiertos. Alfredo desplegó su profesionalidad y Luis se involucró de tal forma que ahora quiere ser actor. En el tiempo transcurrido desde el rodaje, algunos de los chicos de su grupo han muerto en las calles, así que el cine quizá le ha salvado la vida. Alfredo y él se han hecho muy amigos, y Luis está en Estados Unidos, estudiando interpretación».

Desde allaDesde allá
Dirección: Lorenzo Vigas
Guion: Guillermo Arriaga, Lorenzo Vigas
Intérpretes: Alfredo Castro, Luis Silva, Jericó Montilla, Catherina Cardozo, Marcos Moreno, Jorge Luis Bosque, Jeralt Jiménez
Fotografía: Sergio Armstrong
Montaje: Isabela Monteiro de Castro
Venezuela, México / 2015 / 93 minutos