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El MNAC inaugura la primera retrospectiva de Julio González en Barcelona

mujer_sentada_julio_gonzalezLa muestra, que se podrá visitar hasta enero de 2009 en las instalaciones del museo catalán y, posteriormente, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, se divide en siete ámbitos diferentes y cuenta con un total de 213 piezas realizadas por el autor barcelonés, entre esculturas, bronces, pinturas y dibujos, procedentes de instituciones como el Centro Pompidou de París, el IVAM de Valencia, el Reina Sofía, el MoMA de Nueva York, prestigiosas colecciones privadas europeas y americanas y, por supuesto, del propio MNAC.

La comisaria, Mercè Doñate, explicó en la presentación que el objetivo de la retrospectiva es “mostrar al público el alcance creativo del escultor que desarrolló la mayor parte de su obra en Francia aunque nunca olvidó sus orígenes catalanes”. Además, en el mismo acto, Teresa Ocaña, directora del museo barcelonés, y Manuel Borja Villel, director del Reina Sofía, señalaron que “aunque en España la figura del escultor todavía es poco conocida y reconocida, se trata de un artista de proyección internacional de la misma talla que otros como Alberto Giacometti”.

 

hombre_cactus_julio_gonzalezRecorrido escultórico
Las más de 200 piezas artísticas de González se sitúan en diferentes salas del museo. Una primera acoge los trabajos de orfebrería del escultor, mientras que en un segundo espacio se encuentran sus trabajos realizados en lienzo, puesto que la vocación artística de su juventud fue la pintura, claramente influida por autores como Degas o Puvis de Chavannes.

Además, se han instalado, en salas separadas, obras clave como El sueño, el beso, Mujer sentada, Hombre cactus o su obra capital, Mujer ante el espejo, la más ambiciosa de su trayectoria, tanto por sus dimensiones como por su complejidad conceptual y formal.

La exposición, sin embargo, no cuenta con una de sus obras maestras, aquella mítica escultura expuesta en el Pabellón de la República Española de la Exposición Internacional de París de 1937, La Montserrat, símbolo contra la violencia de la guerra representado por una campesina catalana con un hijo en brazos y una hoz en la mano. El Museo Stedelijk de Ámsterdam, donde se encuentra la pieza, ha preferido no cederla temporalmente debido a su estado de conservación.

 

mujer_espejo_julio_gonzalezPadre del hierro
Julio González aprendió el oficio de forma tradicional, trabajando en el taller de orfebrería de su padre y contemplando los dibujos de su tío, Josep Lluís Pellicer, gran dibujante. Pronto cambió su residencia de la ciudad condal, donde vivió la efervescencia modernista y fue testigo de la gran transformación de la ciudad a raíz de la Exposición de 1888, a París, donde coincidió y se hizo amigo de artistas vanguardistas de la talla de Constantin Brancusi, Alberto Magnelli, el compositor Edgar Varèse o, más cercanos a la cultura española, Joaquín Torres-García, Pablo Gargallo y Pablo Picasso. Con este último estuvo enemistado durante más de diez años por un problema con unos dibujos de su hermano Joan, fallecido en 1908, y que habían quedado en manos de la familia del malagueño, aunque, posteriormente, los dos autores volvieron a tratarse e, incluso, trabajaron juntos en varios proyectos, como la creación de una serie de obras de hierro, entre ellas, una escultura para un monumento en homenaje a Apollinaire.

A mediados de los años 20, cuando el artista ya tenía más de 50 años, es cuando empieza a trabajar el metal, en detrimento de la pintura, y a ensayar fórmulas para recortar y curvar el hierro, lo que le lleva a la creación de un lenguaje único y personal, abstracto e innovador, fruto de su gran dominio de la técnica, pero también de una libertad imaginativa y de una especial sensibilidad artística.

 

Barcelona. Julio González. Retrospectiva. Museu Nacional d`Art de Catalunya [1].

Hasta el 25 de enero de 2009.